La sensibilidad dental es una señal de aviso de algún problema subyacente, bien sea la pérdida de esmalte que recubre a la corona del diente, o una retracción de la encía que deja parte de la raíz del diente al descubierto, según explica el doctor Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas, durante una entrevista con Infosalus.

   Así, dice que cuando la dentina pierde su protección de esmalte o de cemento (en la raíz) se produce una irritación de los nervios de la dentina, lo cual provoca dolor al ingerir alimentos muy fríos, calientes o ácidos. En concreto, apunta que los datos sobre la prevalencia de sensibilidad dental son sumamente variables y dependen, en parte, de la metodología que se usa para recabar la información.

   “En las encuestas en las que es el propio paciente el que reporta la sensibilidad dental, las cifras son del 35-40%. Sin embargo, cuando los datos proceden de las exploraciones realizadas por dentistas, estas cifras se reducen al 15-20%. En cualquier caso, su frecuencia no es nada despreciable y se ha comprobado que aumenta entre los 30-40 años. Asimismo, en determinados pacientes, por ejemplo, los que han sido sometidos a determinados tratamientos periodontales, la frecuencia de sensibilidad es mayor”, describe el doctor Castro.

   Pero, ¿a qué es debida la sensibilidad dental? El presidente del Consejo General de Dentistas explica que, precisamente, la causa última de la sensibilidad dental ha originado cierta controversia entre los científicos si bien, de todas las teorías que se han propuesto, la más aceptada es la llamada ‘teoría hidrodinámica’: “La dentina, el tejido más abundante del diente, está formada por unos túbulos rellenos de líquido. Cuando la dentina pierde su protección de esmalte, o la encía se retrae dejándola expuesta al medio oral, determinados estímulos como el frío, el calor, el ácido o la presión física (por ejemplo, del cepillado) originan una alteración en el líquido de los túbulos lo que da lugar a una excitación de unos receptores nerviosos en la dentina, que se traduce en dolor”.

La mayor parte son temporales

   No obstante, el dentista aclara que la mayor parte de las sensibilidades dentales son transitorias, es decir, que se producen como consecuencia de unos determinados estímulos que originan el dolor, de forma que desaparecen cuando el estímulo cesa. “Sin embargo, este hecho no significa que el paciente no deba hacer nada, porque la sensibilidad dental es muy molesta para quien la sufre y existen tratamientos relativamente sencillos para mejorarla. Algunas de ellas desaparecen con el tiempo, pero son la minoría, ya que se requiere de muchos años para que la dentina por si sola pueda desarrollar una barrera protectora a esos estímulos que la causan”, agrega el experto.

   Así con todo, el doctor Castro Reino subraya que cualquier paciente que presente sensibilidad dental debería consultar a un dentista. “En primer lugar, para poder realizar el diagnóstico adecuado y saber el porqué de su origen”, agrega. En concreto, enumera que son varias las causas que pueden dar lugar a sensibilidad: desde una técnica de cepillado incorrecta (excesiva fuerza de presión cepillo demasiado duro), determinados alimentos y bebidas ácidas, algunos tratamientos dentales (por ejemplo, la cirugía periodontal), el bruxismo dental (rechinar los dientes), o incluso algunas enfermedades como el reflujo gástrico, la anorexia, o la bulimia.

   Con ello, destaca que es importante acudir a consulta además para que el dentista pueda descartar otras patologías (como determinadas caries), que también originan sensibilidad. “Una vez diagnosticada, el dentista podrá tratarla y dar al paciente las recomendaciones oportunas para que no vuelva a producirse”, remarca.

   Eso sí, una vez que aparece la sensibilidad dental, el experto reconoce que “poco” podemos hacer para evitar ese dolor agudo, salvo suspender de inmediato el estímulo que lo haya originado. “Si la sensibilidad se ha debido a un alimento o a una bebida fría, caliente o ácida, debe suspenderse el consumo hasta consultar a un dentista y pasar mientras tanto a alimentos o a bebidas a temperatura ambiente. Si el dolor se ha producido durante el cepillado, inmediatamente debemos evitar aplicar presión en esa zona concreta y pasar a un cepillo blando hasta ser explorado por el dentista. Habitualmente, el dolor es de duración corta, aunque intenso”, señala.

   En este contexto, el presidente de los dentistas remarca que la prevención de la sensibilidad dental pasa por intentar evitar las causas que la originan. “Una de las causas es la llamada erosión. Se debe al consumo no moderado de alimentos o de bebidas ácidas que dañan al esmalte. Especial cuidado hay que tener con las bebidas carbonatadas que, además de azucaradas, son ácidas. Otra causa relativamente frecuente es de origen mecánico: una técnica inadecuada de cepillado, utilizar un cepillo con filamentos duros, o el bruxismo, por ejemplo”, detalla.

   Por lo tanto, el doctor Castro subraya que prevenir la sensibilidad pasa por controlar determinados aspectos de la dieta (ácidos), por adoptar una técnica de cepillado adecuada, sin presión excesiva y con cepillos de filamentos de dureza media o baja, y por corregir el bruxismo.

   “Nuevamente, será el profesional quien, determinando la causa de la sensibilidad, aconsejará específicamente sobre cómo prevenirla. En el tratamiento de la sensibilidad se suelen utilizar determinados productos llamados desensibilizantes como algunos fluoruros (fluoruro de calcio o de estaño), así como derivados del potasio (nitrato potásico o cloruro potásico), además de resinas adhesivas”, concluye.