La reconstrucción mamaria después de un cáncer puede ser un proceso muy largo y lleno de obstáculos para las mujeres que lo sufren, según ha afirmado a Efe la psicooncóloga de la Asociación Española contra el Cáncer, Mireia Golobardes.

La psicooncóloga ha recordado que hay mujeres a las que les hacen la reconstrucción en el mismo momento que la mastectomía o salen del quirófano con una prótesis, pero hay otros casos en que los médicos valoran que es preferible no hacerlo todo seguido y la segunda operación se pospone.

El tiempo de espera

Según un estudio de la Sociedad Catalana de Cirugía Plástica Reparadora y Estética, una de cada tres pacientes en lista de espera para una reconstrucción mamaria tarda entre uno y dos años en poder operarse en un hospital público catalán, hecho que provoca un gran desgaste anímico por la implicación emocional que supone la pérdida de un pecho. Pese a esto, las cifras van mejorando y en los últimos cinco años el tiempo de espera se ha reducido a casi la mitad en la sanidad pública.

"Psicológicamente, el tiempo de espera es complicado porque no terminas de cerrar el ciclo de la enfermedad", ha explicado Golobardes. Se trata de un momento anímico duro, ya que después de la mastectomía las mujeres "tienen muchas ganas de verse bien físicamente", hecho que repercute inevitablemente en el aspecto emocional, en la autoestima y en las relaciones de pareja, ha añadido Golobardes.

La nueva imagen

A Gemma Eixarch, de 49 años, le detectaron un cáncer de mama en junio de 2019 y no solo tuvo que lidiar con el cáncer, sino que sufrió la situación de presión hospitalaria por el covid. "Tienes que aprender a ver la imagen que se refleja en el espejo, te tienes que ir haciendo su amiga: el primer día lloras mucho, pero forma parte de las reglas del juego; si no lloras, mal", ha confesado a Efe.

Golobardes asegura que la mastectomía de pecho "es una pérdida" importante que requiere un proceso de duelo y defiende que si la operación se hiciera instantáneamente, la paciente "evitaría el paso de verse sin pecho". "Lo ideal sería salir del primer quirófano con una prótesis", opina Gemma Eixarch, aunque para ello "tendrías que estar en quirófano 20 horas". Además, a veces médicamente no se permite avanzar las reconstrucciones.

Ella ya se había hecho una reconstrucción en abril de 2020, pero un año después el cirujano le dijo que no había quedado como él esperaba y le ofreció volver a pasar por la sala de operaciones. "Cuando llegué a casa y me vi, no era lo que imaginaba", recuerda la afectada, que también asume que "ahora ya sé que tengo un pecho que caerá y otro que no es un pecho, que es un bulto".

Dudas sobre la segunda operación

En el momento en el que le propusieron una segunda operación dudó si volver a operarse o no, pensando en todo lo que representa entrar en el quirófano, sobre todo por unos posoperatorios que son duros. Finalmente, tras ser animada por su marido y por su hermana, accedió a la operación, que está previsto que le hagan antes de marzo de 2022. "Aún hay días que me levanto y pienso en decirle adiós al cirujano plástico", aunque otros días recapacita y rectifica: "No dejes que el cáncer te quite las ganas de verte mejor".

Golobardes ha aconsejado a cada mujer que "valore su ritmo" y ha explicado que "querer tener prisa" y que haya estos momentos de altibajos emocionales en la espera son algo lógico y habitual. La decisión de hacerse la reconstrucción no suele ser fácil y el periodo de espera genera, si cabe, más dudas; "a medida que el tiempo se dilata, el entusiasmo se enfría", ha explicado Eixarch. "Hay gente que en un momento inicial tiene muchas ganas de hacerse la reconstrucción, pero va pasando el tiempo y al final se acostumbran tanto que no tienen ganas de volverse a operar, ya están bien como están", ha agregado la psicooncóloga.

Las que más se someten a esta cirugía son personas jóvenes por, según Golobardes, "un tema íntimo y sexual de pareja", en una decisión que a veces pueden tomar más "de cara al exterior" que por sí mismas. Sin embargo, hay gente que se ve bien desde un principio o se adapta en muy poco tiempo a su nueva imagen.

En general, las personas mayores tienden menos a hacerse estas reconstrucciones, ya que es más probable que tengan una pareja estable y prefieren evitar otra operación, según la psicooncóloga.

Rompiendo el tabú

Golobardes ha indicado que antes la gente consideraba la reconstrucción mamaria una operación complicada y peligrosa, mientras que ahora no existe esta sensación de peligro ni de "cosa extraña". Además, actualmente existe "menos sensación de tabú" al ver a una persona sin un pecho y se han desarrollado facilidades externas que ayudan a que no se tenga que mostrar tanto, como por ejemplo bañadores con prótesis incorporadas.

A veces, el proceso de pérdida "puede ir bien" para poner las cosas en su sitio y "digerir" las etapas de la enfermedad: "que reconozcan que se pueden sentir bien sin el pecho aunque quieran tenerlo, que se valoren sin él", concluye Golobardes.