Inteligencia Artificial

ChatGPT dispara la guerra empresarial por la Inteligencia Artificial

La popularización del chatbot de Microsoft entre el gran público ha forzado a gigantes como Google, Meta y Baidu a tomar medidas para liderar una tecnología llamada a marcar el futuro, una escalada con riesgos

OpenAI prevea una facturación de 200 millones de dólares para este año.

OpenAI prevea una facturación de 200 millones de dólares para este año. / Reuters

Carles Planas Bou

El pasado mes de diciembre las alarmas se encendieron en la sede central de Google. Por primera vez en más de una década, el gigante de internet veía como una amenaza se cernía sobre su imperio de las búsquedas y la publicidad digital, el pilar de su billonario negocio. La multinacional activó su 'código rojo' y, según destapó 'The New York Times', llamó de urgencia a sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin, que regresaron a los despachos tres años después de abandonar sus puestos de gestión. Lo que despertó su temor no fueron las turbulencias económicas que han golpeado al sector, sino la meteórica popularización de ChatGPT. Google decidió entonces engrasar su maquinaria para focalizarse en el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), la tecnología llamada a marcar la década y el nuevo campo de batalla de los gigantes de la industria.

ChatGPT es un chatbot de última generación entrenado con miles de datos que extrae de internet y programado para generar texto de forma automatizada. Aunque comete errores, su capacidad para responder a todo tipo de preguntas, imitar estilos literarios, componer canciones, programar código informático e incluso hacer chistes lo ha convertido en un fenómeno mundial que ha traspasado las fronteras del mundo tecnológico. ChatGPT fue lanzado en noviembre y actualmente ya ha alcanzado los 100 millones de usuarios activos mensuales, convirtiéndose en la 'app' de consumo de más rápido crecimiento de la historia, según un estudio de UBS.

Detrás de este bot conversacional está OpenAI, un pequeño laboratorio de investigación californiano fundado en 2015 por Sam AltmanElon MuskReid HoffmanPeter Thiel y otros muchos inversores interesados en desarrollar las capacidades de una IA segura para la humanidad. Entonces, esa disciplina quedaba reservada a los expertos. Sin embargo, siete años después la creación de herramientas avanzadas como ChatGPT o el generador de imágenes Dall-E han popularizado la IA entre el gran público.

La IA está llamada a moldear la sociedad del futuro, a transformar múltiples industrias y, por ende, en nuestra vida. En los últimos dos meses se ha podido ver una eclosión sin precedentes del sector. No hay día sin que aparezca un nuevo proyecto innovador que usa el modelo de lenguaje GPT-3 –el mayor jamás creado– para generar textos, imágenes, vídeos, canciones o voces sintéticas de forma artificial. En noviembre, la firma de análisis de negocios CB Insights cifró en 250 las empresas de IA de nueva creación.

Microsoft toma el liderazgo

Esa adopción masiva ha hecho que la IA pase a ser una gran oportunidad de negocio. La popularización de sus herramientas ha hecho que OpenAI prevea una facturación de 200 millones de dólares para este año y llegar a los 1.000 millones en 2024. En julio de 2019, Microsoft tuvo más vista que nadie y puso 1.000 millones de dólares en la empresa, una de sus mejores inversiones. Hace dos semanas, el gigante informático reforzó esa alianza e invirtió otros 10.000 millones para hacerse con el control del 49%. Tras esa operación, OpenAI ha disparado su valoración hasta 29.000 millones, pasando a ser una de las start-ups más valiosas del mundo.

"Muévete rápido y rompe cosas". A lo largo de la últimas década, este dogma ha propulsado a las grandes compañías tecnológicas hasta situarlas en la cima de la economía mundial. Ahora, Microsoft está siguiendo el mismo camino para posicionarse como líder en el emergente mercado de la llamada IA generativa. Es por eso que ha anunciado que integrará las prestaciones de ChatGPT a productos como Word, el gestor de correo Outlook o su buscador Bing. Además, OpenAI acaba de lanzar un plan de suscripción de 20 dólares al mes para mejoras en el uso de su chatbot. Con ello, Microsoft busca rentabilizar su inversión y obtener una ventaja competitiva para adelantarse a la competencia.

"La posibilidad de que un motor de búsqueda responda a tus preguntas con un texto redactado puede ser en muchos casos muy interesante, y que podría significar un cambio importante en la forma en que concebimos nuestra interacción con la web", ha explicado en su blog Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School.

Batalla en cuatro frentes

El acelerón de Microsoft ha puesto de los nervios a los mandamases de Google. Y es que la aparición de un sistema como ChatGPT capaz de responder de forma articulada a las dudas de los usuarios puede suponer una amenaza para su buscador, una gallina de los huevos de oro que acapara un 90% de ese mercado y que ha generado un negocio publicitario de 149.000 millones de dólares.

Lo más curioso es que es Google quien, hasta hace poco, lideraba el mercado de la IA generativa. La multinacional tecnológica liderada por Sundar Pichai lleva años desarrollando LaMDA, un modelo de lenguaje presentado en mayo de 2021 y que se hizo conocido cuando un ingeniero de la compañía aseguró que tenía "sentimientos". Según los expertos, podría ser incluso más potente que el que hay detrás de ChatGPT. Google ha desarrollado todo tipo de sistemas avanzados de IA como MusicLM, capaz de crear música a través de texto, pero ha sido más cautelosa y ha optado por no abrirlos al público.

"OpenAI no ha dado un salto tecnológico, sino que se ha atrevido a darle un uso viral a su IA. Han asumido el riesgo de que tenga efectos indeseables para colgarse la medalla, mientras que las empresas más grandes han sido más conservadoras. Y con buenos motivos", explica Antonio Ortiz, analista tecnológico y coautor del podcast 'Monos estocásticos'. Google no ha estado ciego; ha elegido la prudencia para no dañar su reputación con una herramienta que cometa fallos y pueda desinformar.

Meta, la empresa matriz de Facebook, desarrolló durante años la IA a puerta cerrada. El pasado agosto, Mark Zuckerberg decidió abrir al público su chatbot, BlenderBot 3. Poco después empezó a acumular críticas por sus errores, por propagar conspiraciones y hacer comentarios racistas. En noviembre, la compañía retiró su modelo de lenguaje Galactica, destinado a la ciencia, por replicar esos mismo problemas.

Google no quería exponerse a lo mismo que Meta. Sin embargo, el oportunismo y atrevimiento de OpenAI ha torpedeado su estrategia y ha forzado un cambio de rumbo. "Arrastrada por Microsoft y las expectativas del mercado", Google lanzará más de 20 nuevos productos de IA este 2023 y testeará la integración de un chatbot como ChatGPT en su buscador. "Las narrativas pesan mucho en la industria tecnológica y la actual apunta a que Google se está quedando atrás", añade Ortiz.

Estamos asistiendo a una guerra empresarial por el dominio de la IA y su prometedor negocio. Una escalada competitiva que irá a más. El último en apuntarse es Baidu, el gigante chino de las búsquedas –también conocido como el Google de China–, que en marzo lanzará un chatbot para integrarlo en su buscador, según avanzó 'Bloomberg'. El pastel, como siempre, se lo repartirán las mayores empresas del mundo.

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