La jornada comenzaba con Rahm entre los mejores, pero rodeado de favoritos que poco a poco se fueron desinflando hasta quedar solo dos hombres en la batalla por el título. Rahm y el sudafricano Oosthuizen. Entre ellos dos iba a estar el ganador de la edición número 121 del US Open. Se dice fácil, pero era muy difícil. Eso fue lo que hizo el español: lo dificil. Llegó al hoyo 17 y magia: Putt cuesta abajo a siete metros. Birdie y por primera vez se ponía líder pero quedaba lo mejor. Rahm cerró el torneo con otro birdie y con otro de esos golpes históricos. Él ya lo había hecho todo. En Estados Unidos era el día del padre así que cogió a su hijo y esperó a ver que hacía el sudafricano. Oosthuizen no pudo igualar a Rahm y el español se acabó imponiendo en terreno americano. El golfista vasco es la demostración perfecta de que con talento y trabajo todo se consigue.