Es la imagen de la impotencia. Pala en mano, estos vecinos tratan de ganarle la batalla perdida al volcán. A medio kilómetro del cono, las dunas de cenizas lo invaden y sepultan todo. Montaña abajo el panorama no cambia. Los bomberos de Tenerife tienen como misión, aliviar de tanto peso, los tejados de las centenares de viviendas afectadas.

Con el volcán de fondo la ceniza acumulada forma caprichosas líneas, el calor aprieta y muy poco a poco los tejados vuelven a su color original. En los invernaderos, el mismo empeño, intentar reducir peso como sea, para evitar así, que caigan los tejados de plástico. Solo 15 centímetros de ceniza, equivalen en peso a 1 metro de nieve. La zona de exclusión aumenta, al igual que las toneladas de cenizas en calles y parcelas. Manuel teme la vuelta a casa. Así está ahora su vivienda. Y mientras el volcán sigue expulsando cenizas.