Tras cinco días escondido, el presunto asesino acude de madrugada al domicilio de su expareja con la que tiene una hija. Maltratada por él y en peligro estaba a salvo con la policía. Se topa con la madre que intenta impedirle la entrada. La policía intenta negociar con él, que dice que solo quería ver a su hija. Mientras, por la parte trasera del edificio, los GEO intentan entrar para evacuar a los rehenes. El presunto asesino dispara. Los vecinos, despiertos por el estruendo, han visto la detención en directo. Cuesta entender de dónde ha sacado unas armas tan sofisticadas, incluso en el mercado negro. Antes de asesinar a Yolanda de un tiro intentó degollar a un hombre.