Con gritos de guerra los participantes de la ultramaratón celebrada este sábado en China toman la salida sin saber que algunos no volverán con vida. Se trata de una carrera de montaña extrema que recorre ríos, riscos, valles y colinas de todo tipo a lo largo de la provincia de Gansu. Pero los organizadores no han contado con el tiempo cambiante de la zona y según avanza la prueba las temperaturas bajan hasta límites insoportables para los corredores. Muchos de ellos han salido en pantalón corto, algunos van equipados con cortavientos, pero la mayoría no están preparados para lo que se encuentran: un viento helado que acompañado de la lluvia se convierte en una trampa mortal para los deportistas. El dispositivo de rescate se activa inmediatamente, pero para algunos ya es tarde. Otros, sin embargo, han vuelto a nacer cuando los encuentran en plena montaña. Abrigarles y que entren en calor es lo más importante antes de trasladarlos. De los 172 participantes que arrancaron a primera ahora, sólo quedan 151. Un total de 21 personas han perdido la vida por hipotermia. La sorpresa da paso hoy a la rabia y a la impotencia. Nadie entiende cómo no se consultaron los pronósticos meteorológicos antes de iniciar una carrera que ya por sí sola constituye un desafío para la resistencia humana.