Armadas de valentía, algunas jóvenes afganas alzan la voz por sus derechos en el Afganistán de los talibanes, hasta que unos milicianos les cortan el paso, pero no acallan su aspiración de libertad. Otras afganas, tapadas de pies a cabeza, van hoy a un mercado de Mazar-i-Sharif. Cubiertas por burkas, esconden su miedo a las imposiciones talibanes mientras los comerciantes desempolvan existencias ante la creciente demanda, porque la venta de esta indumentaria ha aumentado un 30% desde la llegada del Emirato Islámico. Las que ya no se atreven ni a salir de casa pueden compran burkas por Internet. La misma desconfianza se extiende pesimista a las escuelas. Por ahora los talibanes permiten que las niñas vayan al colegio hasta sexto grado, aunque el retroceso en derechos mina ya la vida de 19 millones de mujeres y niñas afganas.