Esta es la tónica en las carreteras que rodean Kiev: destrucción y muertos. Los cadáveres de muchos soldados rusos, casi adolescentes la mayoría, todavía no han sido recogidos. No hay combates pero circular por aquí es arriesgado: hay tramos en los que incluso hay que sortear minas. Huele a todo tipo de material quemado y apenas se oyen las pisadas de los que han vuelto de las profundidades y de los abismos. El Ejército ucraniano ha recuperado prácticamente toda la periferia de Kiev en pocos días, los que van desde el momento en el que Putin asumió que tomar la capital tenía un coste inasumible. Ante la vuelta de los soldados ucranianos, de los suyos, los más ancianos del lugar, los que más guerras han visto, lloran de emoción.