Entra en erupción el volcán islandés que el año pasado obligó a suspender el tráfico aéreo en la isla durante 6 meses. En esta ocasión, la lava ha comenzado a fluir por una nueva fisura y por el momento los gases no suponen inconveniente alguno para el aeropuerto que se encuentra a 40 kilómetros de distancia. Únicamente se ha advertido a turistas y senderistas que no se acerquen a la montaña.