Es la estrategia rusa para doblar el brazo a Ucrania: dejarles sin luz y sin calefacción durante los meses más crudos del invierno. Una situación que convierte la vida de las personas más vulnerables en un auténtico infierno. Porque en Ucrania el frío es ya invernal y es un auténtico drama para los habitantes de ciudades como Odesa, sin suministro eléctrico ni de gas en plena guerra. Con las calles a oscuras y temperaturas bajo cero. Las infraestructuras energéticas de la región han quedado prácticamente destruidas y el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, reconoce que devolver la luz a va a ser un trabajo largo y duro.