Corea del Norte vuela las carreteras y líneas ferroviarias que lo unen con Corea del Sur. No hay víctimas o heridos pero la destrucción de las infraestructuras supone unas pérdidas de 120 millones de euros para los surcoreanos. Desde Seúl, el Gobierno condena el ataque y afirma que lo sucedido es una violación del acuerdo intercoreano. Los soldados y camiones norcoreanos se movilizan en su lado de la frontera, mientras Corea del Sur alerta de un despliegue de armamento pesado en el país vecino. Las explosiones llegan después de que Pyongyang amenazara con el cierre permanente de las carreteras, y tras fortalecer más las áreas de su lado de la frontera. Kin Jong Un está cerrando las rutas terrestres entre las dos Coreas desde que manifestó que las relaciones intercoreanas han pasado a ser relaciones hostiles.
