Es una vecina de La Palma que llora subida en una furgoneta mientras saca algunas pertenencias como ese sofá. Intentan salvar todo lo posible del río de lava que corre hacia el mar. El volcán sigue arrojando magma que va comiendo viviendas, cultivos y todo cuanto encuentra a su paso. Las carreteras y calles de La Palma son un ir y venir de furgonetas y camiones cargando con pertenencias.