La noche del viernes al sábado ha sido movida en La Palma. Con decenas de seísmos, grandes explosiones y, por si fuera poco, hasta con rayos sobre el volcán. Pero lo peor ha sido, fruto de tanta actividad, un nuevo derrumbe en el cono principal. Como explica Stavros Meletlidis, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional, este derrumbe ha generado dos coladas de lava en el flanco norte del volcán. A su paso, las coladas han engullido más viviendas y plantaciones. Son ya en estas cerca de tres semanas de erupción 480 las hectáreas y unas 1150 construcciones arrasadas. La lava, además, está poniendo aún si cabe más difícil el trabajo de los científicos en la zona, quienes siguen muy pendientes del posible derrumbe del delta formado por la lava en el mar y sus consecuencias.