El nivel del agua en Paiporta comienza a bajar, se observan menos coches apilados y la autovía se ve con tráfico. Pero el gran problema en toda la zona de la catástrofe es sacar el barro de las casas. Los voluntarios llegados desde toda España se afanan en recuperar las viviendas. El lodo sigue impidiendo la vida en las calles de la mayoría de los pueblos de la región y también en la clínica de osteopatía de José. Para acabar con el barro también se tira de creatividad, como la de una empresa que ha venido voluntariamente aunque se dedique a limpiar pistas de aterrizaje. Los utensilios de limpieza están agotados y los vecinos buscan alternativas. Mucho trabajo por delante para barrer este desastre.
