La red captaba a sus víctimas en aldeas rurales de China y mediante falsas promesas de una vida mejor las traía a Zaragoza donde las obligaba a prostituirse en pisos. En ellos malvivían y recibían clientes en régimen de esclavitud las 24 horas del día. La mafia también tramitaba por 10.000 euros permisos de residencia. La Policía Nacional ha detenido a 63 personas que habrían obtenido unos beneficios de más de 5 millones de euros.