Entre 1960 (20.025 habitantes) y 1975 (32.887) Vila-real crece en 12.862 habitantes, un incremento del 64,2%, y llegan a la ciudad 5.649 inmigrantes. Se produce una auténtica explosión demográfica y urbana que rejuvenecerá la ciudad en todos sus aspectos. La producción bruta total de la agricultura empieza a disminuir, así como el número de empleados, y los beneficios de la exportación naranjera se diversifican hacia el nuevo y creciente sector azulejero. En los 60 y 70 aparecen las empresas Alaplana, Azuvi, Zirconio, Todagrés y ya más tarde Porcelanosa (1987).

En este periodo están como presidentes Pascual Ferrer Gimeno (1952-1965) José María Lloret Pesudo (1965-1969) y José Arnau Mata (1970-1980). Por citar alguna junta rectora, cabe destacar la del 1969, año en que la entidad celebra sus bodas de oro. Estaba formada por José Arnau, Manuel Patuel, Juan Pitarch, Pascual Ramos, Manuel Vilanova Roca, José Pesudo, Miguel García, José Balaguer, Juan Flors, Manuel Gil, José María Lloret, Vicente Mata, Manuel Usó Badenes, Manuel Usó Molina, Manuel Vilanova Vicioso, Manuel Ferrer y Vicente Herrero.

COOPERATIVAS

En 1964, reina cierto pesimismo entre los agricultores por la apatía del comercio de la naranja. La junta rectora de Caja Rural piensa que una posible solución es crear cooperativas de comercialización de la naranja regidas por sus asociados y con la colaboración técnica y de financiación de Caja Rural. Se constituyen cuatro cooperativas que son admitidas como filiales de la Cooperativa Católico Agraria: Agroazuvi, Coana, Sonavi (de la familia Balaguer) y Cofrutvi. Los socios de la cooperativa se aseguran la recolección de la cosecha y el cobro de la misma.

En estos años se registra el periodo de mayor actividad urbanística de la Caja Rural. En 1961 se inauguran 50 viviendas que ocupan una manzana completa en las calles Pío XII, Benedito, Cavestany y Pasaje San Juan. En 1968 se completa la actuación con 52 viviendas más en las calles Gamboa, Cavestany y Pasaje Cantavella. Un año antes se levanta la Torre Caja Rural, con entrada por la calle Zalón y fachada en la plaza Mayor, con 24 viviendas y locales que albergan la sede central. También intervine la Caja Rural en otras actuaciones urbanísticas y es que no es hasta el 1975 cuando el Ayuntamiento aprueba su Plan de Ordenación Urbana basada en la caduca Ley del Suelo de 1956.

En esta época se lleva a cabo diversas iniciativas interesantes. Así, la Caja Rural ofreció unos solares para construir en la calle Gamboa una guardería infantil que recogiera a los hijos de las madres que trabajaban en los almacenes. Otra novedad fue la organización de la I Feria-Exposición de Maquinaria para el Cultivo del Naranjo en 1963, que exponía los últimos avances del cultivo. Una contribución social fue el primer vehículo de Vila-real con la cesión de la ambulancia a la Cruz Roja, y una deportiva, los Campos Federativos. Las culturales son la pinacoteca de artistas, el Concurso Nacional de Periodismo Mandarina de Oro, el Cine Bahia, la creación de la Hoja del Socio en la que se hizo una gran campaña para desviar la N-340 y los actos de las bodas de oro. El Ayuntamiento le concede a la Caja Rural en 1968 la Medalla de Oro de la Ciudad.

Pero sin duda, dentro de los proyectos destaca la financiación del Instituto de Enseñanza Media en la que también colaboró Caja de Ahorros de Valencia que se se inauguró en 1966 y que costó 23 millones de pesetas. También es importante la creación de la Escuela de Capacitación Agraria ofreciendo el proyecto y los terrenos al Estado para provecho de los municipios naranjeros. Asisten a Madrid de la entidad para concretar este proyecto José Balaguer (vicepresidente), Vicente Mata y Manuel Vilanova. También se revitaliza la academia nocturna, se cede la planta del almacén para Escuelas de Primera Enseñanza y se construye la Residencia de Ancianos. Otras obras de colaboración municipal fueron la construcción de la plaza Mayor, la plaza Labrador o la compra del Molino de la Ermita para salvar el Termet.

LLEGAN LOS BANCOS

Aunque en el inicio del sector industrial, la cooperativa colaboró en su financiación por medio de créditos personales a sus asociados, la primera reconversión en el subsector dejó de manifiesto que la tradicional vía de financiación del histórico ahorro naranjero invertido a las azulejeras se quedaba pequeño y era necesario acudir a las entidades nacionales de crédito.

Así, entre 1973-1976 se instalan siete sucursales bancarias (Bilbao, Exterior, Popular, Industrial del Sur, Santander, Vizcaya y De la Exportación) y entre 1975-1982, seis más (Catalana, del Noroeste, Atlántico, General, Central y Bankinter). A finales de los 80 llegan seis entidades más (Crédito y Ahorro, Madrid, Sabedell, Guipuzocuano-zaragozano y Urquijo).