Navidad, una palabra entrañable, un sentido cristiano, una celebración gozosa y... un desenfreno en el consumo.

Uno vuelve la vista atrás y compara la Navidad que conoció y vivió y ve al salir a la calle la actual celebración, que es tan diferente. Pero, ¿cuál de las dos es más auténtica, más humana, más cristiana y más veraz? Globalmente, no se puede descalificar a una en beneficio de la otra, porque la Navidad, que es el nacimiento de un niño, que es Dios, necesita que este nacimiento se produzca dentro de nosotros mismos, para alumbrarnos a ser mejores en todos los sentidos, sean éstos profesionales, familiares o sociales.

Deseo sinceramente a todos los lectores que esta Navidad sea el inicio de una etapa mejor, tanto en el orden espiritual, moral y social como en el humano. La sociedad será mejor o peor según nosotros seamos eso mismo, mejores o peores. Felices fiestas.