Tres jóvenes preparaban ayer, justo al mediodía, todo lo necesario para disfrutar de la última comida y merienda de las fiestas de Pascua, coincidiendo con la festividad de Sant Vicent que, aun sin ser fiesta local, sigue disfrutándose por los ciudadanos de Vila-real --al menos, por la tarde-- para cerrar unas celebraciones sociales.

"En un par de horas, en cuanto acaben de trabajar, empezará a llegar el resto de la gente, comeremos aquí en el maset, aseguraba una de las jóvenes.

"Otros años salíamos a otros sitios, especialmente por el interior de Castellón, pero estas pascuas hemos decidido recortar gastos sin escatimar en diversión y, la verdad, sale a cuenta", afirmaba.

Y es que la tradición de disfrutar en el maset de los padres, los abuelos, los tíos o los amigos de los días festivos de estas fechas, en las que los niños disfrutan de su segundo periodo de vacaciones del año, vuelve a recuperarse como consecuencia de las nuevas necesidades y maneras de vivir el día a día que ha generado la actual situación económica.

Y, junto a los masets, el paraje del Termet recupera el protagonismo de antaño, cuando las familias aprovechaban el pinar y la playa junto al Millars para disfrutar con sus allegados, comiendo sabrosos platos y la mona, y aprovechando la jornada para volar el típico catxirulo.