Ya han vuelto a su lugar de origen y lucen con su máximo esplendor. Los cinco cuadros propiedad del convento de los Franciscanos de Vila-real han regresado a su hábitat.

La Fundación la Llum de les Imatges ha retornado las obras de arte que tomó prestadas para restaurarlas y ponerlas en valor. Y es que este trabajo se debe a la devolución de un favor de la institución valenciana a los religiosos, ya que estos cedieron uno de sus edificios como sede de la exposición La Llum de les Imatges, que se celebró en el municipio el año pasado.

El padre Lluís Pitarch agradece “este gesto porque así se han podido recuperar los trabajos pictóricos, que estaban muy deteriorados. Al menos, su imagen es ahora diferente por completo”.

Las cinco obras representan a diferentes deidades como Sant Pau, Sant Cristòfol, Sant Blai. Sant Esteve o la Virgen María con Sant Josep y el niño Jesús. Todos, excepto el de Sant Blai (que está pintado sobre tela), se realizaron mediante la técnica de tabla de madera con escayola. Aunque, pese a los detalles que muestra cada creación, Pitarch señala que “todavía no se sabe su origen ni desde cuándo están aquí. Nos gustaría que algún experto hiciera un análisis para averiguar en qué momento se crearon”.

Una de las características más curiosas que presentan, tal como explica el sacerdote, “son los rasgos orientales que presentan, sobre todo, Sant Cristófol. Es un misterio que nos gustaría desvelar”. Las obras se han ubicado junto a la entrada de la iglesia, en cuyas cúpulas se pueden contemplar unos originales frescos.

La documentación sobre las pinturas se quemó durante la guerra civil, por lo que los franciscanos tendrán que esperar a conocer cuál es la historia de los renovados cuadros religiosos. H