Finalmente, unos 1.800 aficionados del PAOK estuvieron en el Madrigal. Pese a la gran cantidad de seguidores griegos, solo un centenar causó problemas en el estadio amarillo, ya que en el descanso se divirtieron rompiendo sus butacas del anfiteatro visitante, lanzándolas contra la policía que les estaba controlando.

La respuesta de las autoridades no se hizo esperar y cargaron contra estos ultras, deteniendo a tres de ellos, que pasaron la noche en la comisaría. Además, al cierre de esta edición estaban intentando localizar a un par más de seguidores griegos involuncrados en los incidentes que estaban localizados e identificados por las cámaras del Madrigal.

Destacar también que dos aficionados del conjunto heleno resultaron heridos leves por estos altercados en la necesaria carga policial que motivaron las conductas violentas de los ultras.

El anfiteatro visitante donde el Villarreal ubica a la hinchada del equipo rival fue sometida ayer a un examen más y el resultado fue más que positivo, ya que en otro tipo de gradas más abiertas, los energúmenos podrían haber campado a sus anchas, con el consiguiente daño para la afición del conjunto anfitrión.

La entrada y la salida del campo de los aficionados transcurrió con total normalidad. Finalmente los aficionados del PAOK se ubicaron en el anfiteatro visitante -de 1.500 a 1.600-, y en el resto del campo -unos 300-. La mayoría se comportó como gente civilizada, pero por desgracia el rival del Submarino tiene un buen grupo de ultras en sus filas y el ambiente para el partido en Grecia no se espera muy hospitalario...