El Villarreal colgó anoche en el vestuario el frac y se puso el mono de trabajo para ganar a un rival muy duro y rocoso, que jugó al límite del reglamento con el objetivo de impedir a los locales que desplegaran su amplio arsenal de recursos creativos. Decidió el gol de Marco Ruben, en el minuto 37.

El PAOK consiguió fagocitar la imaginación del Villarreal, que constituye una parte importante del manual de estilo de los amarillos, pero no logró descomponer otra de las virtudes locales: su fuerza como equipo. Los amarillos lo pasaron mal para enlazar su juego, pero apenas sufrieron para mantener indemne la portería de Diego López. Lo importante es que El Madrigal volvió a ser un feudo inexpugnable en Europa y el Villarreal ya es líder de su grupo. El Submarino se tomó un respiro, pero continuó ganando.

No era la noche más inspirada del conjunto de Juan Carlos Garrido. La agresividad y la asfixiante presión de los helenos contribuyeron a sesgar de tajo la conexión creativa de los futbolistas más imaginativos del Submarino con el ataque. Y eso que el técnico apenas modificó su once base, a excepción, claro está, de las bajas obligadas de Marcos Senna y Carlos Marchena, el entrenador solamente reservó a Nilmar, sustituido por Marco Ruben.

BIEN APROVECHADO // El argentino aumentó anoche a 15 los efectivos de este plantel, a tenor de los minutos de juego y la utilización que está realizando el preparador de sus jugadores. El joven delantero demostró su olfato, aprovechando con un remate raso y seco la única y primera ocasión del Villarreal durante todo el primer tiempo.

Al equipo de Garrido le costaba más de lo habitual enlazar su juego de rondo. El PAOK cortocircuitó la conducción eléctrica que habitualmente pone en funcionamiento el fútbol de control remoto del Villarreal. El balón no circulaba anoche con la fluidez que ha convertido a los amarillos en el equipo más brillante de la Liga durante las siete primeras jornadas. Mérito también de los griegos el dejar sin baterías la magia de hombres como Santi Cazorla o Borja Valero. Demérito a la vez del árbitro, el polaco Borski, que permitió el fútbol al límite del reglamento de los griegos.

otros atributos // No obstante, en lo que el Villarreal se refiere se mantuvo regio y firme en la fortaleza de su juego defensivo. Gonzalo Rodríguez se convirtió en el pilar en el que se asentaba la fuerza del cuarteto de atrás, apoyado en la sobriedad de los dos laterales -menos participativos en la vertiente ofensiva- y en Mateo Musacchio.

El PAOK no dejó jugar al Villarreal, pero tampoco le generó problemas. El infortunio -o el desacierto en el remate- que privó al Villarreal del triunfo en Alicante, anoche se convirtió en un aprovechamiento absoluto de las oportunidades. Ruben mandó a la red la primera oportunidad que tuvo, a ocho minutos del descanso. La primera parte concluyó con el 1-0 que ya dejaba a los amarillos como líderes de grupo.

Poco o nada cambió el guión en la reanudación. Los amarillos ni sufrían ni hacían sufrir a su rival. El PAOK mantuvo el acoso ordenado y constante, con el consiguiente desgaste físico, sobre el inicio de la generación del juego local. Cazorla fue una de las víctimas del fútbol de contacto que diseñó el nuevo técnico griego Ioakim Havos, aunque, el asturiano ya se ha acostumbrado a ser el jugador que más faltas recibe.

Las interrupciones convertían el encuentro en impropio del Villarreal a pesar de que Cani y Rossi intentaron transmitirle esa chispa necesaria. El Villarreal era consciente de que el 1-0 era un marcador peligroso. Pero la llegada del segundo gol no se antojaba próxima hasta que un pase interior de Rossi habilitó a Ruben, quien tuvo la segunda ocasión de los amarillos de la noche. Kresic la desbarató.

Garrido no lo veía claro y aguantó sin hacer cambios, pese a la acumulación de partidos y la proximidad del duro choque ante el Atlético del domingo. Hasta el minuto 70, cuando Nilmar dio descanso a Rossi. El segundo llegó en el 77, cuando Cazorla fue reemplazado por Jefferson Montero. Era la prueba evidente de que el técnico quería asegurar un triunfo vital para la continuidad en la Europa League.

El PAOK apenas llegaba, pero algún ramalazo al contraataque reflejaban que el 1-0 era una exigua renta. Cani dispuso de la tercera oportunidad, muy clara por cierto, al plantarse solo ante el meta griego, peo el balón se marchó fuera.

PRAGMATISMO // La solvencia defensiva del Villarreal y la fortaleza como bloque, que ha ido creciendo semana a semana, consiguieron mantener el gol y sumar la segunda victoria en El Madrigal en esta fase de grupo. En su casa, el Villarreal es un equipo muy difícil de batir. Anoche, el talento del Submarino se tomó un descanso y dio paso a una versión más sufrida y pragmática, aunque el poco buen fútbol que se vio, lo puso el equipo de Garrido. La máquina de ganar continúa cobrándose víctimas.