Una de las primeras declaraciones del Ayuntamiento recientemente constituido fue la de volver el mercado de los sábados a su enclave de toda la vida, esto es en los alrededores de la iglesia Arciprestal.

Pero parece que las cosas no están del todo tan claras como se creía en un principio, porque las dimensiones que ha tomado este mercado allá al lado de Carrefour no hay forma humana de colocarlo en lo que fue el lugar tradicional.

¿Se separará todo lo de comer de las otras cosas que ofrece el mercado? Malo, porque una mano lava a la otra y las dos la cara. Otro inconveniente es qué pasará con las llamadas terrazas que los bares y demás establecimientos han sacado a la calle. Y otro es si, dada la estrechez de nuestras calles, las paradas se pondrán a ambos lados o solo a uno pero alternativo cada semana. Igualmente es un problema el que delante de una tienda que pague todos los impuestos se le ponga otra tienda ambulante, quizá del mismo género, con lo cual el comercio estable queda poco menos que anulada. Difícil solución para algo que parecía fácil. Y ojalá se encuentre para satisfacción de todos. H