Visitar en las últimas temporadas el Santiago Bernabéu es difícil de afrontar para cualquier conjunto de la Liga española que no sea el Barça. A priori, cualquier rival de los de Mourinho es consciente de que no se pueden hacer cuentas con esos tres puntos; es como una especie de visita de cortesía en la que el anfitrión raramente suele despedirte con un detalle, al contrario, más bien con una goleada. Pero a veces pasa que sale a relucir la generosidad de uno de los dos protagonistas de esta liga bipolar, y en ese caso los rivales del conjunto blanco levitan de Madrid al cielo, sabedores que de se han llevado unos puntos con los que no contaban ni en el mejor de sus sueños.

Seguramente, con esas sensaciones y esa esperanza llegaron ayer los jugadores del Villarreal a la capital de España. Si ganan esta noche (22.00 horas, Canal+), la situación del equipo pasará del actual estado de depresión al de euforia en tan solo 90 minutos. Los amarillos estarán en el cielo. Si pierden, como en las dos últimas visitas con Juan Carlos Garrido al frente, será un mal menor, aunque el infierno se acerque tanto como para llegar a quemar con una plaza de descenso, situación que dependería de un posible triunfo del Sporting de Gijón en Mallorca. De todas formas, la final, la del equipo y la del técnico, está el próximo sábado en el Madrigal, ante el Rayo Vallecano, ya dentro de la liga de los mortales.

VUELVEN LOS DOS PUNTAS // Garrido sabe que hay que ser valiente en el Bernabéu. Solo así puedes poner en aprietos al Real Madrid y llegar a los dominios de Casillas, aun a riesgo de acabar goleado, como ha sucedido en las dos últimas campañas. Pero el Villarreal es de los pocos que ha podido marcar a pares en el feudo blanco en las últimas temporadas. El Submarino volverá a apostar por los dos delanteros, el sistema que más alegrías le ha dado, ya no solo con Garrido, sino también en la anterior etapa de Manuel Pellegrini. Marco Ruben, ya con el rodaje del último encuentro frente al Levante, ante volverá a acompañar a un Rossi que llega a Madrid con ganas de dar guerra. Por lo menos, de intentarlo.

“Podemos hacer seis puntos en los próximos dos partidos si los afrontamos con buena mentalidad y tenemos algo de suerte. Ante el Madrid deberemos pelear por cada pelota como si fuera la última, intentar tener la pelota y ser nosotros mismos. El año pasado lo hicimos muy bien, pero no nos alcanzó para ganar”, decía el internacional italiano, dispuesto a romper una sequía lejos del Madrigal que se alarga ya desde el pasado mes de abril.

El regreso del dibujo con dos puntas podría no ser la única novedad destacable en un Submarino que seguirá confiando a cuatro centrales –Zapata, Gonzalo, Musacchio y Catalá-- la estabilidad defensiva. Marcos Senna también está dispuesto a echar un cable para dar la campanada en Madrid, evitar el fantasma de la plaza de descenso, recuperar la confianza y, de paso, dar oxígeno a Garrido, que sigue recibiendo muestras de apoyo en sus momentos más complicados. “Debemos demostrar que seguimos siendo grandes. Tenemos grandes jugadores y un cuerpo técnico muy bueno. Entre todos podemos salir de esta situación”, reclama el Bambino.