El Villarreal empezó el partido peleando en el barro como un gladiador y concluyó la noche jugando a fútbol con el estilo distinguido que siempre ha tenido. Esa mezcla de pasión, corazón y genialidad le sacó anoche de la zona de peligro. No hubo ningún futbolista amarillo que no exhibiera ante el Sporting ese compromiso pactado en el corazón del vestuario esta misma semana. Ahora no hay más que continuar esgrimiendo las mismas armas en la segunda vuelta, ya sea ante el Barça o contra el colista. No hay otra. El espíritu del 18-E, el día en el que se fraguó en la caseta el nuevo orden que debe imperar en el Villarreal, salió reforzado anoche. El Submarino comenzó ayer su Liga con un triunfo. Y con ese guión llegarán muchos más.

El Villarreal saltó al Madrigal con el traje para pelear en el fango, aunque se lo puso con el porte que usaría un arquitecto abocado a trabajar como obrero por la falta de proyectos para ejercer su profesión. Pero con toda la humildad del mundo. El equipo de Molina ofreció una actitud encomiable y un esfuerzo loable, revestido con la gran clase de futbolistas como Marcos Senna, Borja Valero, Bruno, Cani y hasta el mismo Joan Oriol, que se ha unido desde el lateral izquierdo al selecto club de ilustres del Submarino. El Sporting mostró más hábito en la lucha en el barro, aunque se encontró a un duro y nuevo oponente en esas lides.

Molina introdujo varios retoques respecto al once que saltó al Calderón. Algunos significativos como la exclusión de la citación de Zapata y Nilmar, el primero por decisión técnica y el segundo por su posible venta al Sao Paulo, aunque no hubiera sido de extrañar que el brasileño se cayera de igual forma por bajo rendimiento. Y con Senna en concisiones, el centro del campo titular no ofrece dudas por el momento. En ataque, Joselu fue la novedad como compañero de Marco Ruben.

El Villarreal empezó el partido con la directa. Los amarillos abandonaron el ritmo cansino y pasaron de la cocción a fuego lento a meter la creación de su juego ofensivo en el microondas. En algunos momentos, la presión añadida que transmite la delicada clasificación del Submarino pasó factura, con algunos titubeos en la primera línea de creación del juego, donde faltó un poco más de practicidad.

El Sporting asfixió con su presión los primeros compases del fútbol elaborado del Villarreal. Lo más significativo es que pese a todo, el equipo de Molina siempre perseveró en hacer lo que sabe pero sin la indolencia de quien es superior, lo sabe y acaba pagando su vehemencia, como le ha venido pasando al Submarino a lo largo de la temporada. Solo falló la definición, porque ocasiones hubo, y muchas, para marcharse al descanso con un par de goles balsámicos, pero el Sporting llegó vivo al vestuario.

A POR TODAS // El Villarreal continuó a lo suyo en la segunda parte. Nadie se escondió. Todos dieron la cara con generosidad. Pero si hubo un futbolista que portó la bandera de este nuevo Villarreal ese fue, sin duda, Marco Ruben. El argentino inyectó una dosis extra de testiculina. Joselu no le fue a la zaga y su GPS acabó desorientado de tanto movimiento. Y por una vez al Villarreal se le hizo justicia. Tanto derroche tuvo premio y el genio de Ruben también. El 9 logró un golazo con pinceladas de rabia, pundonor, corazón y un toque de genialidad. El Madrigal explotó como un volcán rabioso. La piña de los amarillos reflejaba el sufrimiento acumulado. Y luego apareció el Villarreal genial, el Villarreal noble, el Villarreal de talento… el Villarreal de siempre. Borja cogió la brocha fina, la del pintor genial, y puso tierra de por medio con un trallazo lleno de potencia y precisión. Con el 2-0 los amarillos enterraron la presión que les ha venido atenazando y esculpieron fútbol de altura.

CAMBIO DE ESCENARIO // El Sporting se hundió en el fango. El partido ya se disputaba sobre la hierba tupida y cuidada del Madrigal. En ese terreno es difícil doblegar a los amarillos. Bruno, otro de los grandes de este Villarreal, pegó la última pincelada que recordaba que este equipo está lleno de artistas y se sacó un zurdazo, el del 3-0, que ponía a cada uno en su sitio. El Villarreal dio el primer paso. La travesía sigue siendo larga, pero anoche se recuperó el estilo y se añadió a la biblia amarilla coraje, entrega y compromiso global. El Submarino descansó ayer fuera del descenso. Algo es algo. Pero la guerra continúa…