Los vendedores ambulantes que todavía instalan sus puestos en el aparcamiento de la entrada sur, junto al hipermercado Carrefour, se muestran un tanto temerosos ante el traslado del mercadillo al centro de la ciudad, previsto para el 2 de junio.

Y es que los profesionales consultados ayer por Mediterráneo en el mercadillo de los miércoles reconocían que, aunque en general ven con ilusión la reubicación del recinto, no confían en que las ventas de género se reactiven. “La gente tiene cada vez menos dinero y eso se nota en las ventas; además, tienden a mirar mucho los precios y lo que más se llevan es lo que vale tres o cinco euros”, apunta el dueño de un puesto de zapatos.

“Está claro que habrá más paso de gente en el centro que donde estamos ahora, pero otra cosa es que se paren y hagan sus compras en el mercadillo”, afirman. E insisten en la “tensión” que originan los cambios. H