El Ayuntamiento de Vila-real pretende convertir su reubicado mercado ambulante, a partir de mañana, y de forma conjunta al entramado comercial y de servicios existente en la ciudad en un “auténtico referente comarcal como centro comercial abierto”.

Así lo afirmó ayer el concejal de Fomento Económico, Pasqual Batalla, al explicar los detalles del traslado de los puestos al centro urbano, dando forma a un reinventado recinto mercantil, “siguiendo los modelos de algunas ciudades anglosajonas, pero respetando el carácter mediterráneo que nos distingue”.

De esta forma, y tras 10 meses de negociaciones y trámites que han acabado en un consenso casi total de todas las partes --a excepción de la asociación que reúne a vecinos de las zonas afectadas que se muestran contrarios a la reubicación del mercadillo ante el temor a las molestias que pueden originarse--, mañana se instalarán los 260 puestos de venta distribuidos en la avenida Cardenal Tarancón (frutas y verduras) y entre la plaza Bayarri, las plazas Major y de la Vila y el Raval del Carme (ropa y complementos).

Batalla incide en el “largo trabajo” realizado por diferentes departamentos municipales para crear las infraestructuras que faciliten el acceso al nuevo espacio, entre las que destaca los párkings habilitados en solares ubicados a ambos lados de la avenida Tarancón o el precio reducido del aparcamiento subterráneo de la plaza Major --dos euros un máximo de tres horas durante las mañanas de mercados (miércoles, viernes y sábado)--; así como la prestación de servicio de ludoteca en el edificio del Mercado Central.

Y es que ayer también tuvo lugar la comisión mixta de coordinación del traslado del mercado, que cerró cualquier fleco en la puesta en marcha del plan. H