Numerosas quejas vecinales por la presencia de ratas en el entorno de la estación de Renfe ha llevado al Ayuntamiento de Vila-real a localizar un foco de ratas, que se ha convertido en plaga, en las inmediaciones de un grupo de casas, algunas de ellas casi en estado de ruina, que se ubican en un callejón junto a la terminal ferroviaria.

A este respecto, el concejal de Servicios Públicos asegura que desde el departamento de Gestió d’Obres i Serveis (GDO’S) se están tomando las medidas necesarias para atajar el problema, aunque matiza que “al tratarse de una propiedad privada no podemos acceder al que pensamos que es el epicentro del origen de la plaga, por lo que se ha instado al dueño de esta zona a que limpie el entorno y acabe con los roedores. Y en el caso de que no lo haga en un breve espacio de tiempo, será el consistorio quien actúe de forma subsidiaria”.

Valverde insiste en que los operarios de la empresa a la que se le contrata la desinfección y desratización en el municipio “solo puede actuar en la vía pública, por lo que cuando se detecta una plaga de estas características y hay que entrar en una propiedad privada se requiere de la necesaria autorización”.

La zona en la que proliferan de manera exagerada las ratas es una de las más degradadas del casco urbano de Vila-real. Se ubica al norte de la estación del tren y en ella existe un grupo de viviendas en un estadio precario de conservación. De hecho, fuentes municipales aseguran que se desconoce a quién pertenecen, aunque sí que están ocupadas incluso por familias. Un hecho este que preocupa a las autoridades, dadas las condiciones en las que se encuentran las casas.

Es más. El pasado lunes, 11 de junio, se declaró un incendio en una de las viviendas de este mismo grupo. Todos los indicios apuntan a que el fuego se originó por un cortocircuito provocado por la antigüedad y mala conservación del sistema eléctrico.

Desde el consistorio sostienen que el origen de la plaga puede estar en un solar anexo a las viviendas, invadido por matorrales y hierbas, en el que antiguamente existía una balsa de agua que abastecía a la estación, por lo que se presume que su propietario es el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).