Tres meses después de que arrancaran los trabajos de derribo de la antigua nave de Fritta --después de que el alcalde de Vila-real, José Benlloch, dictara un decreto de ruina inminente del inmueble que en su día fuera una fábrica de esmaltes cerámicos--, se retoman unas labores que han estado paralizadas durante este tiempo, a la espera de la autorización de la Generalitat para que la empresa retirara las piezas de uralita de amianto que forman parte del tejado de buena parte de la nave.

Así lo ha confirmado a Mediterráneo el concejal vila-realense de Urbanismo, Emilio Obiol, quien indica que el derribo se reactivará previsiblemente hoy, aunque previamente “hay que acometer el montaje de unas casetas especiales para desamiantar in situ a los operarios” que, además, deben ir ataviados con el correspondiente equipo, dada la alta peligrosidad de la fibra de amianto, que puede producir desde fibrosis pulmonar a cáncer de pulmón. Asimismo, se instalarán duchas con el objetivo de eliminar cualquier resto de material de riesgo en los trabajadores que retiran la uralita.

Según explica Obiol, las labores de demolición del edificio fabril de Fritta, ubicado entre el Camí les Voltes y la calle Bèlgica, se completarán en el plazo de unas dos semanas, periodo este en el que quedará como resultado una gran explanada de 30.000 m2 que, en parte, será propiedad del Ayuntamiento de Vila-real.

Precisamente, la utilización del solar resultante para la realización de actividades de gran formato es una de las posibilidades que se plantea el equipo de gobierno, con el objetivo de darle un uso práctico. De esta forma, no se descarta que pueda destinarse en un futuro próximo para la instalación de recintos de ocio, como es el caso de los circos que, periódicamente, hacen parada en la ciudad durante unos días.

RUINA INMINENTE // El de Fritta es el primer caso en el que el ejecutivo vila-realense ha dictado una resolución de ruina inminente, pero puede no ser el último. De hecho, son varias las naves industriales que, abandonadas a su suerte tras poner punto y final a su actividad, están llegando a convertirse en un peligro para los ciudadanos y en foco de insalubridad desde el punto de vista sanitario. De estos inmuebles los hay en el mismo Camí les Voltes o, incluso, en la entrada a la ciudad por la carretera de Onda. H