Emoción, devoción u ansias por vivir una nueva edición de sus fiestas anuales fueron las características que ayer se dieron entre las asociadas a la Congregación de Hijas de María Inmaculada, con motivo del traslado de la imagen de la Purísima desde la sede social de la entidad --junto a la basílica de Sant Pasqual-- hasta la iglesia arciprestal, donde permanecerá hasta que finalicen los festejos, el próximo 10 de diciembre, con la tradicional procesión del farolet, que acompaña a la Virgen hasta su casa social.

Pese a la bajada de temperaturas que ayer se notó en Vila-real, cientos de purisimeras salieron a la calle para acompañar a su patrona hasta el primer templo local. Una vez allí, se iniciaron los primeros actos que tendrán sus puntos álgidos los próximos dos domingos, con las fiestas de les casades y de les fadrines, así como el día 8 de diciembre, jornada en la que se celebra la fiesta litúrgica de la Inmaculada.

Además de los actos religiosos, con misas y procesiones multitudinarias, las purisimeras también incluyen en su programa festivo, como ya viene siendo tradicional, un evento para los más pequeños vinculados a la entidad, que tendrá lugar el próximo sábado, a las 16.00 horas, en la casa social.

Por otra parte, y teniendo en cuenta las crecientes necesidades de aportaciones por parte de organizaciones benéficas, las purisimeras organizan una rifa en la fiesta juvenil del 5 de diciembre, cuya recaudación será para la Joventut Antoniana. Mientras, el 8 de diciembre se recogerán alimentos para Cáritas. H