La tradicional Matxà se convirtió ayer en el epicentro de la celebración de Sant Antoni en Vila-real. Un festejo marcado de nuevo por la alta participación. Y es que cientos de vila-realenses se dieron cita en este tradicional evento, que cumple 40 años desde que la Congregació de Lluïsos lo rescatara del olvido.

Como de costumbre, los perros fueron la especia animal más numerosa en el desfile, que se inició con la típica bendición frente a la plaza Mossén Ballester --donde se ubica la sede de la entidad organizadora-- y el encendido de la hoguera. Posteriormente, arrancó el pasacalle que recorrió las avenidas la Murà y Pius XII, así como las calles Josep Ramon Batalla (Barranquet), Raval del Carme, Major Sanr Doménec, plazas Major y de la Vila, Major Sant Jaume, Pere III y, de nuevo, la Murà hasta llegar frente a la sede de Lluïsos, donde se repartieron los 4.000 rotllos que, en esta ocasión, se han horneado en el Forn de Garrofa.

RECORRIDO // Y, como es tradición, durante el recorrido se obsequió a los presentes con otros 2.000 rotllets de anís --obsequio de Garrofa-- y mistela. Asimismo, Lluïsos recuperó este año el reparto de rollos sin gluten para celíacos, a la vez que un comercio especializado en animales obsequió con 1.000 bolsas-mochila. Tampoco faltaron las caballerías, entre las que destacó la encargada de trasladar el guión de Sant Antoni que encabezaba el desfile.

Y hoy se celebra el festejo de Sant Antoni que organiza en el Termet el Ayuntamiento y en el que se repartirán 1.200 panets, tras la misa de las 13.00 horas en la ermita de la patrona. H