El Ayuntamiento de Vila-real acaba de reabrir el jardín de las Dominicas, tras varios meses de remodelación, aunque lo hace con el veto estricto y total a la entrada de perros en todo el parque.

Y para advertir de esta prohibición se han instalado diferentes carteles en el perímetro del área de ocio, alguno de ellos de gran tamaño y recordando que la ordenanza de convivencia ciudadana recoge la restricción de la entrada de canes en cualquiera de las áreas verdes de la ciudad.

Incluso en una de las señalizaciones se informa que el jardín está controlado con videovigilancia, a la vez que agentes de la Policía Local incrementarán su presencia por la zona.

A este respecto, el concejal de Servicios Públicos, Francisco Valverde, explica a Mediterráneo que no quieren que entren “bajo ningún concepto”, porque pretenden que “estos espacios verdes sean utilizados también por los vecinos, para sentarse e incluso tumbarse sobre el césped, algo que no puede ser posible si entran animales domésticos”.

“Queremos que la gente disfrute de este espacio y de todos sus elementos”, señala el concejal, quien destaca que “la mejor policía serán los propios usuarios”.

En concreto, en el antiguo huerto de las Dominicas se han acometido actuaciones para solucionar los problemas de encharcamiento que se producían al llover, instalado riego por goteo y renovado el alumbrado. También se han delimitado las parcelas de vegetación con bordillos, se han definido caminos para el paseo e instalado bancos de cerámica, en la línea de los colocados en el jardín de Sant Pasqual.

El alcalde, José Benlloch, explicó en enero --coincidiendo con el inicio de los trabajos-- que este es un ejemplo más de la política de microurbanismo que desarrollan desde que asumieron el gobierno municipal, “con obras y proyectos pequeños pero interesantes”, que les “permiten contratar con empresas del municipio y dinamizar así la economía local”. H