El próximo 9 de marzo es la fecha fijada por el equipo de gobierno cuatripartito y por la empresa adjudicataria para iniciar el derribo de los antiguos juzgados de Vila-real, ubicados junto al Mercado Central. Así lo dio a conocer ayer el concejal de Territorio, Emilio Obiol, a los alrededor de 130 vecinos y comerciantes que acudieron a la reunión informativa convocada por el Ayuntamiento en la Casa dels Mundina (desde el consistorio se remitieron unas 1.000 cartas) para informar de la primera fase del proyecto para la remodelación de este espacio que, por ahora, se limitará a la demolición del inmueble y a la creación en su lugar de una plaza.

Sin embargo, parte de los asistentes solicitaron al alcalde, José Benlloch, y a los concejales Pasqual Batalla y Emilio Obiol, que los trabajos se acometan en verano, para lo que entregaron al munícipe unas 200 firmas avalando esta petición. Para estos, los trabajos pueden afectar “gravemente” a diferentes “celebraciones religiosas, festivas y tradicionales, como la Semana Santa, las fiestas de Sant Pasqual, las comuniones en la iglesia Arciprestal o la Ruta de la Tapa”, argumentaron.

Un temor que los representantes municipales intentaron minimizar, al asegurar el edil Obiol que las labores está previsto que se alarguen, “como mucho, durante 45 días”. Así, y de cumplirse los plazos, la zona centro contaría con un nuevo espacio público abierto a finales del mes de abril.

En cualquier caso, Benlloch, Batalla y Obiol reiteraron la necesidad de derribar los antiguos juzgados antes de la celebración de las elecciones. “Nosotros sí que queremos llevar a cabo el proyecto, pero no sabemos qué va a pasar el 24 de mayo y desconocemos quién gobernará Vila-real y si quien lo haga, si no somos nosotros, querrá seguir adelante con este proyecto que consideramos de vital importancia para esta zona y para la ciudad”, dijo el primer edil vila-realense.

Incluso durante el encuentro con los vecinos y dueños de establecimientos, Benlloch informó de que estaba recibiendo “presiones” para destinar el inmueble a nuevos usos, como podría ser el de albergar la comisaría de la Policía Nacional en Vila-real.

Sin embargo, desde el gobierno local apuestan por hacer desaparecer un edificio “que puede ser un foco de inseguridad y de insalubridad” y que, indicaron, está afectado, en parte, por aluminosis. Una idea que no encontró objeción entre los presentes, aunque algunos defendieron aplazar la demolición al verano.

Aun así, Benlloch aseveró que trasladará la solicitud a la comisión de coordinación del ejecutivo local, en la que están presentes los ediles de todos los grupos políticos en el gobierno, “y será allí donde se tome una decisión”. El munícipe aseguró no estar dispuesto a “perder una oportunidad histórica de generar un nuevo espacio en el centro”. H