“La helada de 1946 evidenció que la economía vila-realense, muy encarada y especializada en el cultivo de una fruta muy sensible al frío, como la naranja, flojeaba, y que quizá sería conveniente diversificarla”. De este episodio a la reconversión de Vila-real en municipio azulejero van, aproximadamente, quince años en los que volvió a haber algún momento puntual de fuerte frío que arruinó la cosecha cítrica.

Ahora, 70 años después del desastre, Recuperem, un proyecto de Vilabeca Emprén vinculado al Arxiu Municipal, está ultimando una exposición que se podrá ver en la Casa de l’Oli, a partir del próximo viernes 5 de febrero. La intención de la muestra es que, a través de imágenes y explicaciones, los descendientes de aquellos que vivieron la helada del 17 de enero de 1946 puedan hacerse una idea de lo que supuso. En este mismo sentido, el 12 de febrero también está prevista una mesa redonda en la Casa dels Mundina, en la que participarán algunas de las personas que vivieron aquel duro momento en primera persona.

Con ellos ya ha hablado Cristian Pardo, uno de los responsables de la muestra. Según este historiador y archivero, la helada de 1946 no es recordada solo por el metro de nieve que hubo en las calles de la localidad, sino “por el contexto en el que se produjo”. Apunta a dos razones que aumentaron la repercusión del temporal. “La elevada especialización de la economía local en los naranjos, que se sumó a las consecuencias de la durísima postguerra, en la que mucha gente pasó verdadera hambre”.

SUPERACIÓN // Así, Pardo remarca que no fueron las políticas institucionales las que permitieron volver a levantar la economía local. De hecho, el régimen franquista “instrumentalizó” la nevada para desviar la atención sobre las causas estructurales de la pobreza. Fue clave “la increíble capacidad de superación de la gente”. Y eso es precisamente lo que quieren mostrar en la exposición. H