A las 13.00 horas, y coincidiendo con el lanzamiento de masclets en el jardín de Jaume I en el marco de la tradicional cita del Anunci de Festes, todas las campanas de la basílica de Sant Pasqual volvieron a voltear al unísono para dar buena cuenta de que los festejos en honor al patrón de la ciudad acababan de comenzar. Y volvieron a tañer después de nueve años de silencio y después de que en la última semana campaneros profesionales --y bajo la financiación del empresario local José Gómez Mata-- se encargaran de reparar y poner a punto un conjunto de bronces que, entre otros aspectos, se caracteriza por contar con la campana de volteo más grande del mundo.

Fue la principal novedad de una mañana en la que se repitió la tradición de leer, desde el balcón del edificio de Caixa Rural Vila-real, el pregón que se publicó dentro del programa de los festejos de mayo de 1963 y cuyo autor fue Bautista Carceller, quien 16 años después se convertiría en el primer alcalde de la ciudad elegido democráticamente.

LA ‘CRIDA’ // «Festes de maig, de la taronja. Veniu a estes festes de gran magnitut, de la Vila, partides de Cap de Terme, Carinyena, Solaes, Madrigal, Pinella, Pla Redó, a tots es crida en este pregó». Así reza uno de los párrafos de aquel pregón de Carceller, al que puso voz el presidente de la Comissió de Penyes, David García.

«Correu, deixeu horts i treball, poseu als vostres peus ales, vestiu vostres millors gales, acudiu tots a les festes que en honor de Sant Pasqual celebra este any Vila-real», concluyó García.

Después, una comitiva encabezada por los gegants de la ciudad y presidida por la reina del 2018, Cristina Pesudo, y sus damas (Gloria Manrique, Lydia Estepa, Gemma Font y Andrea Ayén), así como por la corporación municipal liderada por el alcalde, José Benlloch, se desplazó hasta el jardín de Jaume I para anunciar el inicio de los festejos.