Unos 2.000 vila-realenses, integrados en una quincena de asociaciones de vecinos de la ciudad, se sumaron anoche al ya tradicional Sopar de Veïns que, en esta ocasión, cambió su emplazamiento de las últimas ediciones en la avenida de la Murà para reubicarse en la plaza del Llaurador, donde los operarios municipales trabajaron toda la jornada para montar las mesas, que se cubrieron con coloridos manteles para facilitar a los asistentes que hallaran el lugar en el que sentarse, por cuanto a cada entidad le correspondía una tonalidad diferente.

Un evento al que también se sumaron varias peñas festivas y entidades sociales, como es el caso del colectivo local Acudim, que agrupa a los discapacitados.

Nuevamente, la cita se convirtió en un espacio en el que los residentes de distintas zonas del municipio intercambiaron momentos de fiesta, aunque no faltó el análisis de algunos de los problemas para los que buscan o esperar una solución en breve por parte de las autoridades locales.

También hubo quien aprovechó el evento para evidenciar las discrepancias internas en alguno de los colectivos vecinales que acudieron a este ágape.