La patrona de Vila-real, la Mare de Déu de Gràcia, ya está en la iglesia arciprestal. De normal, el de ayer hubiera sido el día del arranque oficial de las fiestas en su honor, pero la evolución de la pandemia del covid-19 obligó al Ayuntamiento a suspender estas celebraciones de septiembre, de las que solo se mantienen los actos de carácter estrictamente religioso.

De hecho, y para cumplir con las premisas que dictan las autoridades sanitarias, la imagen de la moreneta vila-realense se traslado ayer, de forma excepcional, desde su ermitorio del Termet hasta el primer templo local a lomos de una camioneta del departamento de Servicios Públicos, y no a hombros de sus portadores, como hubiera sido habitual. Con todo, no es la primera vez que viaja de este modo, pues también se hizo lo propio en caso de lluvia.

Eso sí, en otro vehículo, los portadores de la Virgen y la edila de Tradiciones, Noelia Samblás, acompañaron a la patrona. No fueron pocos los vecinos que decidieron igualmente salir a la calle para saludar a la Mare de Déu. Del mismo modo, la recepción de la imagen no se produjo, como es tradición, frente al convento de los Carmelitas --aunque sí se encendió una traca a su paso--, sino que tuvo lugar en la arciprestal.

Allí le esperaron las autoridades, encabezadas por el alcalde, José Benlloch, así como representantes de las entidades que, por lo general, participan en el recorrido de la baixà, hasta completar el aforo de 400 personas en el templo.

El concejal de Fiestas, Diego Vila, señaló que, pese a la suspensión de los festejos patronales a causa del coronavirus, «los devotos de la patrona podrán seguir mostrándole su cariño y veneración en las diferentes celebraciones religiosas preparadas por el párroco y vicario general de la diócesis, mosén Javier Aparici, con todas las garantías de seguridad».

Así, para hoy está previsto el paso de niños por el manto de la Virgen, aunque no se permitirá el contacto con la imagen. Y mañana, tendrá lugar una misa en su honor y procesión claustral.