El Ayuntamiento de Vila-real está a punto de poner fin a un largo viaje de trámites y gestiones de ocho años, tendentes a lograr el derribo de cuatro casas --ubicadas en los números 56, 58, 60 y 62 de la calle Vicent Sanchis-- que presentan estado de ruina y que, incluso, tuvieron que vallarse en su parte exterior, después de la caída de tejas y otros elementos a la acera, especialmente como consecuencia de episodios de fuertes lluvias, con el consiguiente peligro para los viandantes.

De hecho, la junta de gobierno que hoy celebra el ejecutivo liderado por el alcalde, José Benlloch, tiene previsto aprobar la licencia de demolición de estos inmuebles, solicitada por su propietario --la entidad financiera Liberbank--, que ha presentado un proyecto valorado en 26.000 euros y con un plazo de ejecución de un mes.

A preguntas de Mediterráneo, el concejal de Territorio, Emilio Obiol, mostró su satisfacción porque «el final de este largo proceso está próximo», por cuanto confía en que las casas ya se hayan reducido a un solar antes de Navidad.

El edil señaló que este tipo de procedimientos se demoran excesivamente en el tiempo. En este caso concreto, la tramitación para el derribo arrancó en el 2012, después de que años antes la crisis inmobiliaria pillara de lleno a la empresa Verdici Promociones, que en el 2007 solicitó licencia para levantar allí un bloque de pisos.

CRISIS // «Esta promoción de viviendas fue una de las primeras víctimas de la crisis y es uno más de los marrones que aún nos toca solucionar en materia urbanística de los anteriores gobierno del PP», aseveró Obiol, quien explicó que el expediente de disciplina urbanística se abrió hace ocho años, poco después de asumir el gobierno municipal el PSPV-PSOE, en aquel momento en coalición con el Bloc, EUPV e Iniciativa.

Al respecto, incidió en el hecho de que el traspaso y fusión de entidades financieras alargó un proceso que, finalmente, y a petición del Banco de Castilla La Mancha, como dueño de las cuatro casas en ruinas, llevó a la junta de gobierno a autorizar en el 2017 la demolición de las mismas. Sin embargo, los trabajos no podían iniciarse hasta que Iberdrola soterrara el tramo de la línea de media tensión que pasaba por estos inmuebles. Unas labores que Obiol califica de «complejas» y que se efectúan en estos momentos.

«Se trata de un cableado que debe discurrir bajo tierra por la calle Vicent Sanchis, desde Creus Velles hasta Josep Ramon Batalla (el Barranquet)», matizó el edil. Y a esas dificultades se suma la pandemia del covid-19, que también influye en la demora de trabajos.

MALESTAR // Obiol aseguró que con el derribo de las casas en ruinas de Vicent Sanchis se pondrá fin a años de quejas de los propietarios de viviendas colindantes, fundamentalmente a causa de las humedades que se filtraban a sus hogares. Incluso algunos vecinos optaron por alimentar una colonia de gatos para evitar la proliferación de ratas entre las ruinas.