El Ayuntamiento de Vila-real, a través de la Concejalía de Servicios Públicos, afianza su apuesta por reconvertir los pasos rebajados ya existentes en las aceras de la ciudad para facilitar su uso a las personas invidentes o con dificultades visuales, así como introducir esta novedosa formulación iniciada hace cuatro años a las nuevas rampas en el casco urbano.

Y es que desde el 2016, una empresa local que se ha especializado en la construcción de este tipo de infraestructuras, así como en la elaboración de nuevos materiales y baldosas específicas, lleva a cabo el ambicioso programa que se impulsa desde el departamento que encabeza el edil Francisco Valverde. Tal es el buen resultado de los primeros años de implantación de este sistema, que el consistorio ha consolidado el mismo con la adjudicación de los trabajos para dos años, en vez de las contrataciones puntuales que venían realizándose para ello.

Valverde destaca que estos pasos rebajados se ejecutan con la menor pendiente posible y con adoquines rojos, que muestran las zonas con mayor pendiente, y con pavimento amarillo de dos tipos: direccional y señalizador. «El primero, con rayas marcadas, sirve para orientar a los invidentes hacia dónde se encuentra la bajada de la acera y el segundo tipo, con círculos en relieve, indica la cercanía con la calzada», explica.

El contrato en vigor en la actualidad permite acometer cada año una veintena de estas rampas, con una inversión unos 56.000 euros en cada ejercicio. «La intención es continuar con el plan, siempre de la mano de la asociación Acudim», afirma el edil.

Recientemente, se han acometido pasos en el cruce de la avenida Tàrrega con Pere III, o en el Camí Real, Còrcega, Teruel, Saragossa y Mare de Déu del Pilar.