La pandemia se deja notar en muchos de los ámbitos de la actividad que desarrolla Cruz Roja en Vila-real y, entre ellos, destaca la demanda de formación. La directora técnica de la entidad, Arantxa Monsonís, indica que, tanto el año pasado como este, se ha producido un incremento de gente interesada en ampliar sus conocimientos o cambiar de ámbito profesional, especialmente de los que trabajan o formaban parte de la hostelería. Una huida por el desencanto, tras el azote que ha vivido el sector desde la irrupción del covid.
Desde enero hasta ahora, señala Monsonís, han sido cerca de 80 las personas que han solicitado participar en los proyectos de empleo que tienen en marcha, «y siguen viniendo», asegura la responsable de la oenegé.
Tal es la demanda que de una iniciativa de formación han pasado a cuatro para diferentes perfiles poblacionales, como mujeres, familias, jóvenes o mayores de 45 años, por lo que acabarán «abarcando a toda la sociedad», destaca. «Siempre ponemos límite de plazas, pero estos dos años es una barbaridad. Vamos a empezar uno que incluye prácticas en empresa con posibilidad de inserción y estamos desbordados de solicitudes», añade.
Iniciativa de CaixaBank contra la brecha digital
Una de las acciones desarrolladas pretendía disminuir la brecha digital y vino de la mano del programa de voluntariado CaixaBank, que aprovecharon personas que colaboran con la entidad, ya que, según explica Monsonís, «muchos de ellos no tenían esas competencias» y seguro que harán «más de este tipo».
Más allá de la labor en empleo, la oenegé también recupera progresivamente la actividad presencial, con las medidas sanitarias exigidas, con niños y adolescentes. Los cursos y el trabajo con los menores se lleva a cabo en el aulario que tienen alquilado en la avenida de Francia. Allí han concentrado esta parte y, próximamente, trasladarán toda su oferta a la antigua estación de la Panderola.
