Un mes de abril especialmente lluvioso, que ha provocado la acumulación de agua en cauces fluviales o balsas abandonadas del término municipal, acompañado de unas temperaturas altas en las últimas semanas, ha tenido como consecuencia en Vila-real un incremento notable de mosquitos, especialmente en zonas como la residencial del Madrigal o aquellas próximas al río Millars.

Y es que, como apuntan residentes en masets, hace un par de semanas que se aprecian con abundancia estos insectos, aunque matizan que «por ahora, se ven más los del terreno que los tigre». Un aumento de mosquitos que también advierten los agricultores, especialmente de la zona de l’Horta, en la que se acumulan decenas de huertos abandonados y con balsas que, a menudo, se convierten en auténticos criaderos.

La situación no ha pasado desapercibida para el Ayuntamiento, desde donde aseguran que se realizan tratamientos durante todo el año. No obstante, la importante presencia de estos dípteros ha obligado a la Concejalía de Sanidad y a la empresa encargada del control de esta plaga a incrementar las acciones para frenar la expansión de los molestos bichos.

Al respecto, la edila del área, Silvia Gómez, señala que «en este momento, con la llegada del calor, estos tratamientos se han acentuado, sobre todo en las zonas del casco urbano y del término municipal que presentan una mayor problemática por la presencia de los mosquitos». 

Los detalles

De este modo, en el interior de la ciudad se controlan los imbornales, mientras que en las afueras efectúan labores de monitorización y tratamiento en balsas, así como en arquetas. La concejala destaca que la mercantil contratada por el consistorio utiliza productos específicos respetuosos con el medio ambiente.

Asimismo, y además de los tratamientos que se llevan a cabo en el casco urbano, desde la Concejalía de Sanidad se hace un especial seguimiento de aquellos espacios que pueden presentar una mayor proliferación de mosquitos por la presencia de agua estancada, tales como el paraje natural del Termet, incluidos los alrededores de la ermita de la Mare de Déu de Gràcia; el entorno del río Millars; las áreas colindantes al Hospital Universitari de la Plana, el colegio británico y la residencia de mayores, al este del término municipal. 

Precisamente, junto a estas infraestructuras sanitarias, sociales y educativas discurre el canal que en su día se ejecutó para desviar hasta el río Sec las aguas del Barranquet y evitar inundaciones en la ciudad. Un canal que, en algunos puntos, acumula agua donde se reproducen los mosquitos. 

Otra de los espacios en los que se intensifica la lucha es en la de Molí Nou, también muy próxima al Millars, así como en los solares ubicados en la entrada sur al municipio y en los que en la actualidad crece la hierba sin control.

Gómez insiste en reclamar la colaboración ciudadana, «porque muchos focos están en fincas privadas, por lo que los propietarios deben realizar un correcto mantenimiento de piscinas y balsas, evitando el agua estancada».