Hortensia Gimeno, nacida en 1916, y Luis Rius, de 98 años, fueron los dos vila-realenses que recibieron ayer el homenaje de la ciudad como vecinos más longevos. La pandemia obligó a que, una vez más, como ya sucediera el año pasado, estos honores no pudieran desarrollarse con la solemnidad que solían antes de la irrupción del coronavirus, con un acto oficial en el Convent, Espai d’Art o en la Casa dels Mundina y la participación de la corporación, reina y damas, así como familiares y allegados de los homenajeados.

Tras la misa en la capilla del Cristo del Hospital de Vila-real, solo el alcalde, José Benlloch, y el edil de Servicios Sociales, Álvaro Escorihuela, se desplazaron, en primer lugar, al domicilio de Luis, que estuvo acompañado de muchos de sus parientes. Los que no pudieron estar en persona lo hicieron gracias a las nuevas tecnologías, mediante sendas videollamadas --una desde Canadá y otra conexión con Madrid--. Pero como recordaron en casa de Luis, su familia no es nueva en este tipo de homenajes. En el 2012 una cuñada suya también lo recibió, como revivieron revisando un álbum fotográfico del evento.

Finalizada la visita a Luis, Benlloch y Escorihuela se desplazaron a la residencia Sant Llorenç donde vive Hortensia Gimeno, que también estuvo acompañada por los suyos. Aunque fue un momento breve, su protagonista se mostró emocionada al recibir las flores y regalos --un socarrat y una réplica de la basílica con Sant Pasqual superpuesto--. Mismos detalles que recibió el vecino más longevo al que el primer edil también entregó, de parte de un grupo de monjas de la ciudad, unas estampas.

Oficio religioso

Pero la jornada dominical, que en circunstancias normales hubiera sido la última de las fiestas patronales de Sant Pasqual -suspendidas en febrero-, arrancó con una misa cantada en la capilla del Cristo del Hospital, oficiada por mosén Vicent Gimeno y que contó con la presencia de una quincena de ediles, liderados por el alcalde Benlloch y en la que la concejala de Cultura, Rosario Royo, realizó una de las lecturas. El párroco recordó en su sermón el origen, varios siglos atrás, de esta eucaristía a cargo del consistorio, en el pequeño templo dedicado al copatrón de la ciudad. Además, hizo mención a la situación pandémica y destacó la importancia del amor y del perdón como elemento sanador. El religioso también comentó una anécdota sobre un conflicto respecto al orden de las imágenes en una procesión del patrón.