El impacto del covid hizo que, como muchas otras entidades del ámbito social, Joventut Antoniana redoblara esfuerzos y se adaptara para mantener todos los servicios que presta a la ciudadanía.

Así se desprende de la memoria social que, bajo el lema Hacernos cercanos en tiempos de incertidumbre, presentó este martes el presidente del colectivo religioso, Albert Arrufat, junto al edil de Servicios Sociales de Vila-real, Álvaro Escorihuela. La asociación destinó durante el pasado ejercicio un total de 72.792,46 euros a los diferentes programas, servicios y acciones que realiza habitualmente, frente a los 42.358,74 euros del 2019, lo que representa un aumento del 71,84%. El grueso de los recursos, 36.721,32 euros, fue para la adquisición de alimentos que repartieron entre sus usuarios, y otros 16.500 para vales de compra.

Durante el año pasado, el servicio de Acogida de Joventut Antoniana recibió 30 nuevas peticiones de ayuda, la mitad de familias de origen marroquí, seguidas de españolas (6), colombianas y argelinas (4 cada una) y una rumana. El total de intervenciones del servicio de acogida, entre las nuevas y a las que ya ayudaban, ascendió a 254.

Escorihuela (i) y Arrufat, en la presentación de la memoria social del 2020. Mediterráneo

«Una vez más vemos que la crisis afecta de manera más intensa a las familias más frágiles y que han visto cómo, al quedarse sin trabajo, desaparecían los escasos ingresos que tenían», indicaron desde la entidad, a la vez que apuntaron al desempleo, los bajos niveles de ingresos y los gastos de la vivienda como principales tendencias socioeconómicas del 2020, sin olvidar que «el periodo de confinamiento y estado de alarma más duro supuso un máximo sin precedentes» en lo referente a hogares sin entrada de dinero.

Atención primaria

En cuanto a la atención primaria, a lo largo del pasado ejercicio cubrieron las necesidades de 69 familias, cifra similar a la del año precedente y que se tradujo en 235 personas, en su mayoría marroquís (108), seguida de españoles (59) y argelinos (30). Desde Joventut Antoniana destacaron que la pandemia, con la destrucción de empleo y los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), ha supuesto una mayor dependencia de muchas personas de transferencias de las administraciones.

Preparación de alimentos para las familias necesitadas en la sede de Joventut Antoniana. Andreu Esteban

También apreciaron un descenso en el rendimiento escolar de los menores al no poder seguir el ritmo de la docencia virtual por no disponer, en algunos casos, de dispositivos electrónicos o acceso a internet. Además, las visitas domiciliarias fueron sustituidas por el acompañamiento y seguimiento telefónico, con un total anual de 1.062 atenciones. «Así conseguimos planificar una agenda de encuentros y llevar el servicio de forma ordenada», apuntó el responsable antoniano en el análisis del balance.

Por su parte, Escorihuela agradeció a esta asociación, así como al resto de las que trabajan en la ciudad, su labor inclusiva y solidaria «en unas circunstancias tan complicadas como las actuales, especialmente las de la primera ola del virus». Y recordó que el año pasado, por unanimidad política, se reforzó el convenio anual con Joventut Antoniana hasta los 20.000 euros (7.000 más que los iniciales), cantidad que recibirán este año. 

Una web canaliza donativos para comida y juguetes

Uno de los hitos destacados durante el 2020 en Joventut Antoniana fue la creación de la web soysolidario.es para canalizar las donaciones sin necesidad de contacto físico a través de un supermercado virtual para la compra de alimentos aunque también se pueden realizar aportaciones para juguetes que destinan a los niños de las familias atendidas. Para llevar a cabo esta labor social, Joventut Antoniana contó con 67 voluntarios.

Para adaptarse a las medidas sanitarias, organizaron dos turnos de reparto de alimentos y priorizaron la higiene, con el uso de mascarillas, gel hidroalcohólico y la desinfección de los carros de compra tras cada reparto de alimentos. La asociación también repartió 5.000 mascarillas entre sus usuarios, ya que muchas veces les resultaba difícil adquirirlas.