Expropiar y derribarlas para ampliar la futura plazoleta de la estación del tren de Vila-real y mejorar la imagen del entorno de una de las puertas de entrada y salida de la ciudad, que utilizan cientos de personas a diario. Este es el objetivo al que no renuncia el alcalde, José Benlloch, para el grupo de viviendas --entorno a seis inmuebles-- que se construyeron décadas atrás junto a la terminal ferroviaria vila-realense y que, desde hace años se encuentran en un estado de conservación pésimo que, a su vez, genera una apariencia «poco acorde a lo que tiene que ser el acceso a la ciudad a través del transporte en tren y en el siglo XXI», han asegurado en diferentes ocasiones desde el Ayuntamiento.

El munícipe Benlloch confirma que se trabaja para dar viabilidad al proceso para expropiar este conjunto de viviendas, varias de ellas habitadas. Un proceso que, como vienen indicando desde hace unos años desde el ejecutivo local, se prevé complicado teniendo en cuenta dos factores: que viven personas en ellas y que el consistorio arrastra dificultades económicas, a causa del goteo de sentencias por el urbanismo de la última legislatura del PP, que deja a las arcas municipales con escasos recursos financieros para poder afrontar el pago de la compra de las casas, a expensas de que el proyecto de mejora pueda incluirse en alguna línea de ayudas que lancen otras administraciones.

Salir del paso

Es por ello que, ante la imposibilidad a corto plazo de demoler estos edificios y completar la idea inicial --que se planteó hace ya dos décadas--, por el momento, el Ayuntamiento apuesta por llevar a cabo a lo largo de este ejercicio la parte que le corresponde de mejora del entorno de la estación de trenes, después de que Renfe ya haya completado su parte del programa pactado, con la renovación y optimización de la zona de aparcamiento y el derribo del murete que separaba el recinto de la avenida França.

Ahora, el consistorio tiene pendiente acabar el plan de intervenciones, encaminado a crear un intercambiador de transportes que sea capaz de conectar las distintas líneas de autobuses que tienen parada en Vila-real --tanto las urbana como las metropolitanas-- con la terminal del ferrocarril.

A esta adecuación del área de la estación de trenes, la ciudad destinará unos 225.000 euros, que permitirán habilitar un espacio para la espera de los usuarios del bus, así como aparcamiento para este tipo de vehículos. En cualquier caso, y como adelantó Mediterráneo el pasado 25 de marzo, para reducir el impacto visual de las viviendas deterioradas se colocará un toldo decorativo.