La reactivación del PAI industrial de la carretera de Onda (CV-20) es, en palabras del edil de Territorio de Vila-real, Emilio Obiol, «uno de los proyectos más importantes de futuro en la ciudad del que podríamos empezar a ver realidades físicas a inicios del 2022». Este fue uno de los proyectos de futuro, cortoplacista, que destacó el concejal en el balance de la década de gestión al frente de esta área.

«Ahora se está afinando un PAI que data de 1999 porque en 22 años han pasado muchas cosas y no es fácil», aseguró Obiol, que indicó que el trabajo que se está realizando va encaminado a que esta zona cumpla dos premisas clave: «que sea viable y operativo, y que se adecue a la realidad industrial actual».

El concejal avanzó que las empresas implicadas serán puntualmente informadas del proyecto «cuando esté embastado». «A Vila-real le hace falta poder conceder permisos de implantación más fácil y rápido, dentro de los plazos de la administración, para favorecer inversiones», añadió.

78,8 millones de fondos privados

Pese a que esta superficie industrial no está finalizada, Obiol destacó que en los últimos 10 años, y según los datos del área de Industria, se ha producido una inversión industrial real asociada a los dos grandes sectores económicos --cerámica y agroalimentario-- que suma 78,8 millones de euros. En el balance de la década, el edil apuntó también al centenar de licencias de obra mayores concedidas a estos dos sectores o los 3,5 millones de euros de inversión pública, en tres anualidades, para la mejora de los polígonos industriales, a través de la financiación del Ivace.

«Vila-real es una ciudad fundamentalmente industrial; por esta área, que es la que más puestos de trabajo crea y la que supone las tres cuartas partes del PIB local, hemos apostado de manera decidida y lo seguiremos haciendo», manifestó el edil de Territorio.

En el apartado de gestión urbanística, Obiol hizo mención a la «burbuja extraordinaria de la que ha sido víctima la ciudad, a consecuencia del urbanismo a coste cero del PP». «Todavía hoy en día, después de pagar ya más de 32 millones de euros en empastres, seguimos pagando en Vila-real la fiesta de algunos», lamentó.

«Para evitar que esta fiesta de otros nos cueste más dinero todavía, en estos diez años hemos caducado 10 PAI que no eran más que el caldo de cultivo para la especulación», incidió. En concreto, los programas anulados o desistidos suponían a 2,7 millones de metros cuadrados de suelo entre el de tipo industrial y el residencial, como detalló. 

El edil también repasó algunos de los hitos conseguidos en otras delegaciones bajo su gestión como Movilidad, con el primer autobús gratuito de la ciudad, que sacarán a licitación en breve; Patrimonio, con el Museo al aire libre o la recuperación del Gran Casino y el teatro Tagoba o la apertura de calles, «algunas reivindicaciones históricas», en Urbanismo.