Recuperar la presencialidad en los programas que desarrolla Cruz Roja Vila-real ha sido el principal objetivo de esta organización. Un momento que ha llegado ya para varias de las iniciativas que se llevan a cabo desde la oenegé, como el programa Somos uno, que, tras más de un año, ha recobrado la actividad física, permitiendo a sus usuarios --todos ellos con algún tipo de discapacidad intelectual-- volver a reencontrarse, siempre guardando todos los protocolos de seguridad que establecen las autoridades sanitarias. 

Aun así, desde la entidad matizan que no les han dejado de atender «en ningún momento», ya que han recurrido a la tecnología para mantener el contacto, «llamando a los participantes y a sus familias para hacer un seguimiento e interesarse por sus necesidades».

Se trata de un programa que promueve la autonomía de este colectivo de personas con capacidades diferentes --una treintena--, además del contacto con otros usuarios, que se prolongará durante todo el mes de julio, para coger vacaciones en agosto y retomar la actividad en septiembre.

Pero esta no es la única iniciativa que ha recuperado la presencialidad. Cruz Roja Vila-real ultima la organización de su escoleta d’estiu. Una cita, llamada La tribu de colors, que, por el momento, va dirigida a niños que ya participan en otros programas, como el de apoyo escolar, pero que cara al próximo año, quieren «abrirlo a cualquier joven de la ciudad».

Ya están también en marcha en la sede de la entidad, en la avenida França, un total de seis proyectos de empleo, que incluyen cursos de formación y prácticas en comercios; así como clases de castellano para refugiados e inmigrantes, aunque algunos se mantienen on line, ya que «hay voluntarios que viven en otros países».