Jóvenes que utilizan los monopatines no solo como medio de transporte sino para jugar y hacer piruetas con ellos vuelven a ser motivo de las quejas de vecinos que residen frente a la basílica de Sant Pasqual de Vila-real. Y es que, desde hace varias semanas, grupos de entre 12 y 15 de estos muchachos, «no solo menores sino que también los hay con más de 20 años, que se van alternando» aprovechan los elementos de este entorno para divertirse, «durante horas», como afirma el vecindario, a costa de las molestias que originan a los residentes de esta céntrica zona.

Una actividad lúdica que genera molestias y que, como aseguran, ha sido puesta en conocimiento de la Policía Local y que, además, como se hace visible y patente, también provoca daños en las escaleras que dan acceso al templo sampascualino y en el mobiliario del entorno. Y es que las piruetas que realizan aprovechando los cantos de las escalinatas y de los bancos de piedra se traduce en un desgaste y señales negras con difícil reparación.

Acciones reiteradas

Esta no es la primera vez que aficionados a los monopatines aprovechan la estructura del entorno de la basílica de Sant Pasqual para practicar esta actividad. De hecho, hace algo más de una década se dio la misma problemática --que se ha reiterado en otras ocasiones--, lo que motivó que desde el entonces ejecutivo popular se optara por habilitar una pista de skate en el parque de la Mayorazga.

Una iniciativa que también originó la reacción contraria de los residentes en ese espacio de ocio, básicamente por el ruido que se producía durante todo el día e, incluso, a altas horas de la noche lo que obligó al consistorio a trasladar la pista a su actual ubicación, en el acceso sur de la ciudad y frente al Colegio Santa María que, hasta ahora, se ha postulado como una nueva alternativa para la organización de eventos de aficionados al monopatín.

Con todo, la concejala de Seguridad Ciudadana, Silvia Gómez, anunció ya a principios del pasado mes de marzo que se incrementaría la vigilancia de la Policía Local en la plazoleta frente a la basílica de Sant Pasqual, «para evitar estas prácticas que, además, están expresamente prohibidas». Gómez aprovechó también para pedir civismo a la ciudadanía y, de manera especial, a los jóvenes skaters que utilizan el mobiliario para deslizarse con sus monopatines, «porque estamos hablando de un entorno que forma parte del patrimonio de toda la ciudad y tenemos que cuidarlo y respetarlo».

Aun así, y pese al anunciado operativo especial de la Policía Local, el grupo de una quincena de muchachos, según informan desde el vecindario, continua a diario practicando frente a la basílica