Jóvenes que utilizan los monopatines no solo como medio de transporte sino para jugar y hacer piruetas con ellos vuelven a ser motivo de las quejas de vecinos que residen frente a la basílica de Sant Pasqual de Vila-real. Y es que, desde hace varias semanas, grupos de entre 12 y 15 de estos muchachos, «no solo menores sino que también los hay con más de 20 años, que se van alternando» aprovechan los elementos de este entorno para divertirse, «durante horas», como afirma el vecindario, a costa de las molestias que originan a los residentes de esta céntrica zona.

Una actividad lúdica que genera molestias y que, como aseguran, ha sido puesta en conocimiento de la Policía Local y que, además, como se hace visible y patente, también provoca daños en las escaleras que dan acceso al templo sampascualino y en el mobiliario del entorno. Y es que las piruetas que realizan aprovechando los cantos de las escalinatas y de los bancos de piedra se traduce en un desgaste y señales negras con difícil reparación.