Vecinos del entorno de la calle Xàtiva de Vila-real, en la zona de la partida Madrigal más próxima al casco urbano (el barrio Melilla se encuentra a escasos 100 metros) lograron abortar la okupación de un antiguo maset que estaba deshabitado y en el que había entrado una familia con dos niños para instalarse en él. La rápida movilización de los residentes se tradujo en una actuación rápida que derivó en la salida de los okupas de la casa. Y es que, tras advertir su presencia, el vecindario llamó a la Policía Nacional, que se presentó allí «y consiguió que abandonaran el maset, aunque en cuanto los agentes se marcharon estas personas volvieron a entrar, llegando a sacar a la terraza muebles y enseres, como somieres o colchones», indican los testigos.

Relatan a Mediterráneo que volvieron a llamar a la policía y les dijeron «que para ir tenía que estar el propietario», explican. Desde ese momento, los residentes iniciaron una carrera contrarreloj para localizar a los dueños. Finalmente, dieron con uno de ellos, que «se personó en la vivienda con los agentes, obligando a la familia okupa a abandonarla», dicen.

El incidente ha llevado a que «muchos de los propietarios de masets que no residen allí durante todo el año se hayan visto forzados a contratar sistemas de alarmas ante el temor que se ha generado a que ellos sean los siguientes», señalan los vecinos.

Rondando durante días

Los okupas llegaron a sacar a la terraza del maset de Vila-real enseres varios, como somieres, colchones y otro mobiliario. ERIK PRADAS

Informan de que «hace días que hay tres familias que van preguntando si en esa o en la otra casa vive gente», por lo que continúan «en alerta para intentar evitar que se repita algo parecido», que les causó «mucha angustia durante todo el día», admiten. Los okupas entraron en la vivienda a primera hora de la mañana y no fue hasta avanzada la tarde, sobre las 19.00 horas, cuando la dejaron sin poner objeciones.

Los residentes entienden que se trata de situaciones, en muchos casos, dramáticas, por cuanto los hechos los protagonizan padres con hijos menores «que afirman que no tienen un techo bajo el que dormir». Pero consideran que son casos «que no pueden resolverse okupando propiedades de otras personas y que deben tratar los Servicios Sociales», señalan.

El elevado número de edificaciones, mayoritariamente antiguas, existentes en la zona objeto de este caso parece ser un atractivo para los okupas. Fuentes policiales recuerdan que la «inmediatez» en la actuación o en la interposición de una denuncia resulta fundamental para una resolución rápida de estos problemas, siempre que se trate de viviendas en las que se resida, advierten representantes del cuerpo policial.