"Más que ganas". Así se refirió ayer el representante de los portadores de la Mare de Déu de Gràcia, Vicent Broch, a poder recuperar la baixà de la patrona de Vila-real a la ciudad a hombros --el año pasado, ante un momento de mayores restricciones por la pandemia el recorrido de la ermita, la casa de la Moreneta, a la iglesia arciprestal se realizó en camión-. «Teníamos ganas de volver, de retomar la tradición. Tanto que hemos acudido todos los portadores, 30», relató Broch, quien aseguró que «solo con un comentario, por el boca a boca, y sin necesidad de reunión, dijeron que sí a estar aquí». «Este año será especial, hay gente reacia pero si ya podemos ir al fútbol, a los bares... ¿porqué esto no?», valoró Vicent Broch.

Los portadores volvieron a sacar a hombros a la patrona de su ermita del Termet ANDREU ESTEBAN

Pero no solo los encargados del traslado de la imagen anhelaban que volviera a desfilar a hombros. «Este año ha venido bastante gente a verla salir, más que otras ocasiones», comentó el representante de los portadores, que lucieron la mascarilla que editó el Ayuntamiento con la imagen de la Virgen y usaron gel hidroalcohólico. La distancia entre ellos, explicó Broch, «la marca la barra». Entre quienes aguardaban a la salida no faltó mosén Guillermo y también pudo verse al que durante casi una década fue presidente de la Junta de Festes, José Pascual Colás, que no pudo asistir en la edición del 2020. Esta vez, con el polo de su peña, La Merla, no falló a la tradición de arropar a la patrona.

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Todas las fotos de la 'baixà' y la Crida a la Festa de Vila-real ANDREU ESTEBAN

Poco antes de las 19.00 horas, la música de la dolçaina y el tabal y de la banda de la Unió Musical La Lira se dejó escuchar por algunas calles de la localidad. Lo hizo en acompañamiento de los gegants, de los representantes de las diferentes asociaciones locales y de la comitiva municipal a los que se sumaron otros representantes políticos vila-realenses como el diputados nacional de Vox, Alberto Asarta o las autonómicas Sabina Escrig (PSPV) y Marisa Mezquita (PP) en su camino al colegio de los Carmelitas, donde la Mare de Déu fue recibida como es costumbre. 

Calles engalanadas

La patrona de Vila-real recorrió toda la calle Ermita custodiada por la Policía Local. ANDREU ESTEBAN

Allí, las autoridades eclesiásticas y de la ciudad así como la ciudadanía, la recibieron con cariño tras un 2020 en el que esta bienvenida no pudo realizarse. Después siguió el camino a la arciprestal, la que será la casa de la Moreneta durante los próximos 10 días. Muchos de los balcones y ventanas de las viviendas, especialmente aquellas en las calles por las que pasó la Mare de Déu, se engalanaron con el cobertor de la patrona para mostrar el júbilo por su regreso al casco urbano. Y también hubo muchos vecinos que quisieron mostrarle su afecto durante el recorrido. 

Tras llegar a la plazoleta exterior del primer templo local, con reverencia por parte de Pasqualet y Mari Gracieta y un disparo de cohetes algo intermitente, la Mare de Déu entró al templo donde residirá durante los próximos días.

Las fiestas «de la distancia y la mascarilla»

Eugenia Gordo, de Cruz Roja Vila-real, fue la encargada de pronunciar la tradicional Crida a la Festa. ANDREU ESTEBAN

No hizo falta la Crida a la festa para que en Vila-real se respirara ayer ambiente festivo, especialmente entre los más jóvenes, que no siempre parecen recordar la situación de pandemia que todavía se vive. Con todo, pasadas las 20.30 horas, Eugenia Gordo, parte activa de Cruz Roja Vila-real e integrante de la corte de honor hace 50 años, como recordó el presidente de la Junta de Festes, Toni Carmona, dirigió unas palabras que sirvieron para animar a la ciudadanía a disfrutar los festejos patronales con coneixement, como dice la campaña del Ayuntamiento.

«Las fiestas de la mascarilla y la distancia aunque no por eso hay que dejar de celebrarlas». Así se refirió Gordo a estos días en los que hay previstos cerca de 90 actos adaptados a los protocolos del covid-19. La pregonera hizo un llamamiento a la cautela para «no dar un paso atrás» y también apeló a la solidaridad y la calidad humana que ya hubo en la ciudad en los peores tiempos de la pandemia. La integrante de Cruz Roja, que lució el chaleco identificativo de la entidad durante su discurso desde el balcón de la Fundació Caixa Rural, agradeció en nombre del colectivo al que representa y de los voluntarios de la pandemia que se les brindara la posibilidad de ser los encargados del acto.

Gordo tampoco olvidó la labor de todo el personal sanitario, «especialmente de los compañeros de las UCI» durante estos meses de convivencia con el virus, así como de los diferentes entes festivos de la ciudad por el esfuerzo en organizar unas actividades acordes a las normativas vigentes.

La pregonera animó a salir a la calle, vivir la fiesta y reencontrarse «con prudencia», y pidió amparo a la patrona para que «nos ayude a superar la pandemia».

La jornada de ayer arrancó formalmente con la apertura de los festejos en el jardín de Jaume I, donde las reinas Carmen Rubert y María Carmona, prendieron la mecha de la traca y los masclets